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Del libro de Laura

( Reedición corregida. Editada en la Página de los cuentos el 14 de Abril de 2004 )

En el año 1912, por el Océano Atlántico y el Cabo de Hornos a bordo de un barco a vapor, desde Nápoles, Italia, Raffaello arribó a Punta Arenas, la ciudad más al sur del continente americano. La región austral y tierra del Fuego habían despertado la imaginación y la curiosidad en Europa desde el Siglo XVIII, debido a las crónicas de viajes de los navegantes que se habían aventurado por el Estrecho de Magallanes y de los numerosos naufragios ocurridos en las tempestuosas aguas australes. Antes de la apertura del Canal de Panamá en 1920 fue el principal puerto en la navegación entre los océanos Pacífico y Atlántico al estar ubicada en el Estrecho de Magallanes, de aquí data su época de gloria, que la hizo un gran centro cosmopolita y comercial en el extremo sur de Sudamérica. Zona de nieves lluvias inesperadas, de cielos cambiantes, de nubes irreales, de campos de hielo, de solitarias estepas, de estrechos misteriosos.

Posteriormente se escribió acerca de la existencia de gigantes en la región habitada, en el continente vivían tribus de pehuenches, mapuches y tehuelches, justamente de estos últimos se dice que su gran talla y su huella plantar tan pronunciada dieron origen al nombre de la región, al parecer eran de gran estatura y con un físico muy desarrollado por lo que los primeros españoles que llegaron los llamaron " patagones "

Croatas, italianos, españoles, suizos, alemanes, franceses, ingleses, y chilenos del sur se establecieron en este lugar inhóspito por su clima pero esperanzador en su desarrollo, a mediados del siglo XIX, cuando la búsqueda del codiciado oro estaba en boga y en Europa la generalizada crisis económica afectaba principalmente a obreros y campesinos. Las rebeliones rurales y urbanas se generalizaron, produciéndose saqueos de comercios y ocupación de fábricas. A pesar de los esfuerzos realizados para lograr la paz mundial con el Tratado de Versalles, comenzaba en Europa la gran guerra.

El joven Raffaello con diecisiete años y más coraje que medios para subsistir decidió viajar con su hermano mayor Stefano a Chile, eran ocho hermanos y una situación precaria familiar los decidió dejar su país natal en busca de una nueva oportunidad, construir una nueva vida y trasladar a su familia.

Ambos hermanos comenzaron como vendedores de telas puerta a puerta, arrendaban una humilde habitación, comían lo que podían y ahorraron más dinero que el que sus necesidades básicas requerían. Un año como vendedores ambulantes no cambió su rutina, Stefano decidió trabajar en los astilleros de las empresas Menéndez Behetty y meses después fue trasladado a la oficina central que operaba en Buenos Aires, Raffaello decidió aventurarse hacia Puerto Natales, recién fundada el treinta y uno de Mayo de 1911, compró una humilde vivienda de madera de un solo espacio, dos ventanas y una puerta en la calle Eberhard e instaló los inicios de lo que a futuro llegaría a ser un negocio y su casa.

Corazón de pionero y espíritu sensible, amó aquel lugar en donde la naturaleza y su vorágine aplacaron su intensa necesidad de lucha, sudor y esfuerzo. Una hermosa joven, Elcira, inmigrante española de quién se enamoró en Punta Arenas al verla cada día en su cotidiano deambular limpiando los vidrios de las grandes casonas, fue su esposa, cuyo vestido de novia se encuentra actualmente en el Museo del Pionero en Punta Arenas.

Nacieron sus tres hijas y comienza la historia de una familia que se desarrolló, forjó raíces y nostalgias en todas las generaciones que le sucedieron.

Nada detuvo el devenir de esta historia, ni la nieve que en invierno aislaba al pueblo, ni la lluvia permanente que llamaba al hogar, al encuentro en ese rincón familiar con olor a leña y aroma de salsa de tomates, la casa construída sin profesionales ni arquitectos, con las maderas de los cajones con mercadería que llegaban desde Europa, forrada con la arpillera que protegía la mercancía y decorada con tapiz mural francés, resguardada en todo su frontis con planchas de latón, cobijó generaciones con su ventanal esquinero en donde la visión del fiordo de Ultima Esperanza y su inquieto cielo azul, rojo, violeta fue por mucho tiempo el descanso y la recreación en familia.

En 1936, Carlos, un joven médico santiaguino, de origen catalán, recién titulado, decidió trabajar como médico general de zona en Puerto Natales en un viaje de tres días en tren hasta Puerto Montt, luego en barco seis días, por los canales el Estrecho de Magallanes el Golfo de Penas y Puerto Edén, llegó a Punta Arenas, desde allí en una desvencijada góndola, seis horas de camino delineado por huellas de barro, piedras y piedrecillas que en algún tramo del camino, alguien se compadeció en desparramar, hacia Puerto Natales. En el horizonte, nubes bajas y amenazantes en un cielo que oculta las estrellas, el sol y la luna, para irradiar su belleza, cualquier día a cualquier hora.

En un lugar tan pequeño, como lo era en ese entonces Puerto Natales, no pasó mucho tiempo para que Carlos conociera en un baile social, a la hermosa hija mayor de Don Raffello, María, de quien se enamoró.

El día veinticinco del mes de Enero de 1939, cuando el sol no quería irse, los atardeceres se prolongaban y la luna esperaba su lugar, oculta y dormida, la luz solar proyectaba su colorido envanecido de soberbia y de belleza, Carlos y María, se casaron, en la iglesia de María Auxiliadora frente a la plaza de armas de Puerto Natales. Los dorados matices que desde el cielo alumbraban, le regalaron a la hermosa y principesca novia, el toque mágico de un hada, el rojo enardecido del sol, coloreaba su rostro de niña y sus ojos celestes absorbían el celeste turquesa de ese atardecer de luz, sin ocaso.


Texto agregado el 05-02-2013, y leído por 360 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
16-02-2013 Qué espectacular es la manera en que describes, las imagenes aparecen una tras otra en mi mente...hermosa historia de fondo, me encantó!! Un abrazo cariñoso. gsap
06-02-2013 Toda una hermosa geografía tejida a fuerza de imágenes deslumbrantes, con unos personajes que se sienten reales, y mucho. Te abrazo mi amiga querida. Me encanta la historia que nos cuentas. SOFIAMA
05-02-2013 Muy bella descripción de paisajes e historia del sur de Chile... espero el que sigue.***** girouette-
05-02-2013 tus relatos y la región geográfica en que los señalas me traen gratos recuerdos, conocer esa zona ha sido uno de mis grandes logros.... gracias seroma
05-02-2013 Hermosos paisajes naturales y humanos felipeargenti
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