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Es la 1:25 am cuando me dirijo al computador portátil, ubicado cuidadosamente sobre el escritorio que se encuentra junto a la cama de mi habitación, lo enciendo y comienzo a teclear lento pero seguro cada letra de la carta quiero enviar.

14 noches han pasado desde la última vez que probé tu elixir, ese maravilloso remedio a todas mis penas, no puedo contener mis ganas de ti, mis ganas de consumirme en tus brazos, en tu olor, en tu figura, perderme en la cadencia infinita de tus caderas y de tu cuerpo. Perdóname sé que no te debo escribir, se que estas con alguien más y mi mensaje tal vez sea inoportuno, pero mis sentimientos me quemarían por dentro sino lo hiciera.

Esta como muchas noches comenzó pensando en ti, en mi delirio, en mi martirio, en mi amor prohibido...


Dejo de escribir abruptamente cuando mi mente se retuerce y se siente invadida por tu recuerdo, me quedo inmóvil mirando a ninguna parte y me concentro en el, mi mente te recorre lentamente con la mirada, tu pelo cayendo despiadadamente por tu espalda, tus ojos llenos de vida, sueños e ilusiones se detiene en eso que me enamoró de ti, en tu sonrisa esa sonrisa deslumbrante de abundantes dientes y luz cegadora, baja por tu cuello y tu pecho hasta llegar a tus senos, esos senos prominentes y llamativos en los que tantas veces me perdí, dibuja con la mirada tu cintura y se detiene en tu vientre, me arranca una sonrisa tonta pensar en tu ombligo y en la manera en que sube y baja rápidamente cuando tu respiración se agita y te acercas al clímax… no puedo más, pensar en ti me distrae de la meta de mi carta, sacudo la cabeza para disipar tu imagen y mi mente se queda aburrida mirando el espacio vacío. Vuelvo a poner mis manos sobre el tecleado y el sonido de las teclas invade mi habitación.

… pensando en que debo hacer para que ya no me seas prohibida, en la estrategia perfecta para hacerte mía, solo mía…

Son las 2:06 am cuando paro nuevamente de escribir, esta vez el impulso a durado poco y solo una línea nueva se vislumbra en la pantalla del computador, alzo mis manos sobre la cabeza, cierro los ojos y pienso si existe una estrategia perfecta para atraerte hacia mí, pero mientras mi mente llega a la conclusión obvia, mi instinto me grita a todo pulmón, -no la dejes ir!!-, -que sabe el- contesta mi mente, -el no entiende lo que es pensar, el solo la desea ciegamente, con la fiereza de un animal salvaje-, -Y acaso eso es malo? Contesta mi instinto con cara de pocos amigos –La pasión, y el deseo llevan al amor… -si, y también a la perdición-, refuta mi mente en tono de estar acabando la discusión, mientras tanto mi corazón se encuentra arrinconado entre mi mente y mi instinto y no se atreve a decir una sola palabra.

Soy un maremoto de ideas y sensaciones, y nada parece tener sentido, la discusión se hace más fuerte y no parece llegar a ninguna conclusión, mi mente y mi instinto se miran con rabia y desesperación, de pronto mi corazón se levanta tímidamente y ante la mirada atónita de los otros dos camina decidido hacia mí, hace una seña para que me acerque a él y me susurra al oído.

Abro los ojos estupefacto y lleno de emoción, acerco mis manos rápidamente al computador y el sonido de las teclas oprimiéndose se convierte casi en un zumbido.

... pero me doy cuenta, que no existe una estrategia, que todo debe continuar igual que como empezó, que si somos el uno para el otro nuestro corazón nos guiara, que no debo pensar en estrategias, planes ni tacticas, que solo debo ser sincero como siempre lo he sido y decirte la verdad, que estoy loco por ti, que me encantas, que me abrumas, que me llegas hasta el corazón, que te quiero, pero hay un solo problema me da miedo decirte cuanto te quiero, porque como me confesó al oído mi corazón… si supieras cuanto te quiero, tal vez saldrías corriendo, yo solo espero que si corres, sea hacia mis brazos.

Justo a las 2:54 am me detengo releo varias veces las palabras escritas en el computador, con miedo acerco el cursor al pequeño botón de “enviar”, lo pienso dos veces y al final doy click, me levanto estiro las piernas, apago con parsimonia el computador y me dirijo a mi cama refugiándome rápidamente en el mundo de los sueños.

Son exactamente las 7:14 am cuando toco el timbre de tu casa, estoy perfectamente vestido y recién bañado, espero con ansias la respuesta, mi mente, mi instinto y mi corazón se agarran de los hombros como si estuviera alentando a su equipo de futbol favorito, en ese momento abres la puerta me ves y con lagrimas en los ojos me gritas –vete, aléjate de mí!- entiendo el mensaje y camino lentamente hacia la esquina, cuando volteo a dar un último vistazo a la puerta de tu casa, en una de esas locas reacciones que me gustan de ti, sales corriendo desenfrenadamente hacia mí, saltas sobre mi y caemos al suelo mientras te sostengo en mis brazos, cierro los ojos mientras te beso y veo como mi corazón sonríe tímidamente.

Esa noche hicimos el amor y por primera vez fuiste mía, solo mía.

Texto agregado el 13-02-2013, y leído por 114 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
13-02-2013 Fantástico. Tienes el don de hacernos participes de tu narración. Gracias por regalarnos textos tan buenos. elpinero
 
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