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Inicio / Cuenteros Locales / Mariette / La Leyenda del Holandés Errante, capítulo 4.

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Capítulo 4: “La Imposible Verdad”.
Al ver los ojos de estupefacción de Liselot, el capitán Rackham sólo se limitó a sonreírle encantadoramente. Niek ardía en celos, ¡aquel joven estaba coqueteándole a su hija ante sus propios ojos!
De más está decir que Liss casi se desmayó. Ante ella estaba el famosísimo capitán Rackham. Ese joven no podía ser otro sino el afamado pirata del siglo XVIII. Parpadeó para ver si aquello era un sueño o no, pero descubrió que por primera vez las predicciones de Naomie eran una realidad.
Ahí estaba ese joven de sonrisa blanca, pícaros ojos azules, cabello casi rubio y piel morena tostada por el sol. El pelo le caía a cascada sobre los hombros. Era alto y delgado. Llevaba un sombrero tricornio marrón, una casaca roja, camisa agujerada, pantalones de calicó y botas marrones.
-Aye, milady-respondió y le dedicó una sonrisa que casi causa un ataque cardiaco a todos los presentes.
-¿El capitán del Tresaure?-preguntó Liselot sin dar crédito a sus ojos ni a sus oídos.
-Aye, milady-respondió el capitán Jack Rackham.
Para evitar otra sonrisa y un futuro desmayo por parte de su hija, Niek decidió cortar por lo sano. Dio un ligero carraspeo y se acercó a Jack.
-Capitán Rackham, agradezco su presencia a bordo de mi navío, pero necesito preguntarle algo-dijo el Almirante.
-Diga usted, Almirante-contestó Rackham, intentando disimular su extrañeza.
-¿En qué año estamos? ¿Qué día es hoy? Lo pregunto porque usted parece del siglo XVIII-dijo Niek tratando de aportillar la fama que Rackham se había hecho en Liselot.
-Pues eso es porque realmente estamos en el siglo XVIII, hoy es 31 de mayo de 1715, Almirante…-indicó Jack tratando de conocer el nombre de su interlocutor.
-Van der Decken, Almirante Van der Decken-se presentó Niek tendiéndole la mano.
Jack palideció un tanto y retrocedió un par de pasos, desenvainando su espada.
-Así que es verdad, así que esa es la razón, este es el Holandés Errante, ¿no? Por eso que este navío es tan extraño y se mueve sin la ayuda de nada, ni siquiera el viento. Por eso que ustedes visten de esta manera tan extraña. Por eso que se acercaron al Tresaure cuando Nau nos estaba atacando, ¿verdad? ¡¿Verdad?!-dijo Rackham, completamente furioso, amenazando con asesinar a cualquiera que se le acercase más de lo necesario.
Liselot se le acercó un poco más.
-No tema, capitán Rackham. No estamos a bordo del Holandés Errante. Estamos a bordo de la fragata HNLMS Evertsen. Y, acaso, ¿el otro barco era L’Olonais, del capitán Jean-David Nau?-preguntó Liss.
-Aye, milady-respondió Rackham.
El silencio inundó a todos los tripulantes del navío, exceptuando a Liselot, quien se puso a hablar alborozada.
-¡Yo sabía, yo sabía! No me quisieron hacer caso cuando les dije que estábamos en el siglo XVIII, pero… ¿quién tenía razón?-preguntó irónica.
-¡Ese hombre está mintiendo!-acusó Sheefnek-. No ha alegado por la presencia de Liselot en el barco y…-Jack lo interrumpió.
-No he alegado por la presencia de la chica en el barco, porque opino que las mujeres también tienen derecho a vivir una vida en el mar. No olvide que soy un pirata-alegó Jack, desenvainando la espada y yéndose sobre Sheefnek.
El capitán Rackham casi pudo concretar su ataque contra el padre de Lowie, pero el Almirante se acercó oportunamente a ambos contrincantes y los separó antes que el asunto pasase a mayores.
-Caballeros, caballeros, no nos vayamos a las manos. Capitán Rackham, agradecería que usted me dijese dónde estamos-contrarrestó Niek.
-En el Caribe, cerca de New Providence-indicó Rackham para luego añadir:-Ahora, si no puedo servirle de más, me retiro, Almirante Van der Decken.
Y, uniendo acción a la palabra, se acercó a la barandilla para volver a su barco. Pero Sheefnek interrumpió su regreso a la nave.
-No tan rápido, ¿olvidas que eres un pirata? El Almirante Van der Decken podría mandarte a ahorcar por tus crímenes-le dijo.
-Pero no lo haré. Sin embargo, capitán Rackham, si vuelvo a verle su suerte será diferente-apuntó el Almirante, indulgente.
Entonces Jack se devolvió al Tresaure y zarpó. Una vez que se hubo perdido en el horizonte, toda la tripulación del Evertsen se miró los uno a los otros completamente confundidos. ¿Cómo había sucedido eso? ¡Fácil! El escudo Anti torpedos se había activado, pero como los científicos no lo habían probado: alguna extraña reacción los había cambiado de época.
A pesar de todo, Niek fue más rápido que su gente y pensó.
-¡Rápido! Cada cual a sus labores, vamos rumbo a la Holanda de ésta época: nuestra gente nos ayudará-dijo.
Aún así, no tenía ni una miserable idea de dónde estaba. Bueno, eso era la mitad del Caribe del siglo XVIII, pero: ¿Dónde quedaba New Providence? ¿De qué calaña era ese lugar?
Entonces dispersó a su confusa gente y se dirigió a la cabina de mando para dirigir él mismo el navío de la manera más segura.
-Padre, ¿tú sabes dónde queda New Providence?-le preguntó Liselot, adivinando los pensamientos de su padre.
-No, hija, pero no te preocupes: buscaré muy pronto aquel lugar-dijo el Almirante.
-Pues, yo sí se…-dijo ella.
Su padre se la quedó mirando con su mejor cara de no comprender nada.
-Ven a la cabina de mando y me dices-le indicó Niek.
Aún no anochecía en alta mar. Liselot se encontraba apoyada en la barandilla de estribor. Y conversaba claramente en voz alta con alguien, sin embargo no había nadie a su lado. A Lowie lo habían mandado a cumplir sus labores como marinero, su padre seguía enfrascado en la cabina de mando desde hace un par de horas y Sheefnek estaba dando sus órdenes a la tripulación a su déspota manera.
-¿Tú crees?-preguntaba.
-No tienes más remedio que ganarte el cariño de la tripulación-se supone que le contestaba la otra persona.
-Creo saber cómo, Naomie-contestó Liselot dando una pequeña risita.
Justo en ese momento pasaron junto a ella Sheefnek y dos marineros de menor rango, quienes no pudieron evitar escuchar la “conversación” que la chica mantenía y, tras enarcar una ceja, se le acercaron.
-Vaya, vaya, si es la chica que nos trajo hasta esta época. Más encima está loca. ¿Con quién habla, señorita Liselot?-preguntó Sheefnek burlonamente.
-Con Naomie-contestó ella.
Los tres hombres rodaron los ojos y siguieron su camino.
No pasó mucho rato y la gente siguió pasando alrededor de ella. Todos no tardaban en demostrarle su desprecio, influenciados vilmente por Sheefnek. Algunos se burlaban de ella, otros le dieron uno que otro golpetazo, otros hablaban a sus espaldas.
De pronto, vieron que ella, antes de que comenzaran siquiera a preparar la cena se puso a bailar en público de una manera muy grotesca, cantando desafinadamente. Se subió a la barandilla, luego pasó de mástil en mástil y no tardó en subirse a lo más alto de uno de los radares.
Su mayor problema fue cuando miró hacia abajo descubrió con espanto que había subido como mínimo unos veinte metros o, por lo menos, así le pareció a ella. Y comenzó a gritar completamente aterrada.
Cuando alguien consiguió bajarla de las antenas ella sudaba copiosamente, pero cuando sus pies tocaron el suelo se puso a saltar y cantar.
Luego, comenzó a bailar con los nuevos éxitos de moda en Youtube.
Cuando vio toda aquella aglomeración alrededor de algo, Lowie se acercó al grupo y tras pasar por una multitud de gente consiguió llegar a la improvisada primera fila y musitó:
-Éste será un viaje muy largo.

Texto agregado el 01-03-2013, y leído por 233 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
07-05-2013 Valiosa muestra de tu talento como narradora,felicitaciones duqueuviedo
01-05-2013 1* FOGWILL
01-03-2013 Bien escrito, este fue superior al segundo y tercero, no confundió y fue fluida la lectura. morgund
 
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