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CONTRA EL INSOMNIO Gladis como todas las noches, deja el vaso de agua sobre la mesa de luz de su esposo, se acuesta junto a él y retoma la lectura de una novela. Juan Carlos esta vez apaga la radio y saca también un libro del cajón. ¿Vas a leer Juan? ¡Qué raro... no es tu costumbre! -Pienso dejar de tomar las pastillas para dormir, Gladis, dicen que la lectura trae sueño, y quiero probar con esto. –Me parece bien, de qué se trata el libro. –Es una novela policial -¿Así? Y cuándo la compraste. -No la compré, me la prestó la vecina nueva. –¿Qué, habló con vos? –Por supuesto, ayer. Salió el tema del insomnio y me comentó que a su marido le pasaba lo mismo; no quería pastillas y se cansó de dar caminatas por las noches. Finalmente leer le dio mejor resultado, y me prestó esta novela. -Yo apenas crucé algunas palabras con ella, y en estos quince días que viven al lado, a su marido lo he visto muy poco. –Yo todavía no lo conozco, concluyó Juan Carlos Leyó las primera hojas, bastantes aburridas por cierto hasta que el sueño llegó. En las noches subsiguientes a medida que la trama avanzaba, pero pesadamente, se quedaba dormido cada vez más pronto. Gladis que no había dejado el hábito de recambiar su vaso de agua, en una de esas noches le dice: - Creo que la terapia de la lectura esta dando buenos resultados ¿no?.Veo que no tomaste ninguna pastilla. –Hasta ahora sí. Cómo para no quedarse dormido con una novela tan larga y tediosa. Apenas ella se acuesta le dispara una pregunta: -¿La vecina te preguntó algo? -No -A mi sí, dos veces, quería saber como andabas. –Bueno, esta bien... –No, no esta bien Juan, creo que no debiste aceptarle ese libro, es bastante molesta.- -No podía negarme, Gladis...y además qué tiene de malo. –No sé, Juan no sé, es demasiada confianza cuando recién nos estamos conociendo. Sinceramente, ella me resulta peligrosa, vos sabes a que me refiero Es un matrimonio extraño. Las pocas veces que los he visto juntos en la vereda se trataban con cariño pero a los cinco minutos dentro de la casa discutían y se peleaban como perro y gato. No me gustan, Juan. -No te preocupés más, apenas termine de leer el libro se lo devuelvo enseguida y ya está, se acabó el problema ¿está bien?. –Mejor dejalo sobre la mesa del comedor que yo misma se lo doy. En la noche siguiente Juan Carlos debió hacer gran esfuerzo por llegar al fin de esa maldita novela sin quedarse dormido antes. Cuando lo logró sintió un gran alivio, pero no imaginó que una vez concluido el drama en la ficción comenzaría el suyo propio. No podía retomar el sueño, algo lo preocupaba y no sabía qué. No era precisamente el miedo a retornar al insomnio, sino lo que le había quedado rondando en la cabeza… Dio vueltas y vueltas en la cama y su esposa se despertó preguntando qué le pasaba esta vez. –No sé, ahora que terminé el libro no puedo reconciliar el sueño, estoy como antes, o peor te digo.
-Porqué no tomás una sola pastilla por esta vez. Sugirió Gladis. .
No, no quiero comenzar de nuevo.
Tal vez contándome esa historia te dé el mismo sueño, no te parece.
Ojalá... El argumento es inquietante, pero el desarrollo es largo y muy trabada su narrativa, pero te lo voy a simplificar.
Se trata de la vida de un enfermizo, de un celópata. Tuvo problemas con sus primeras novias, después que se casa esa psicosis se agudiza y estalla. Su mente no toleraba la idea de que otros hombres pudieran haber estado con su esposa y menos aún que vivieran para burlarse de él. Decidió borrar todo ese pasado que lo atormentaba y se convirtió en un asesino serial. Indagó sobre la existencia de cada uno de sus exnovios, planeó minuciosamente sus muertes y noche tras noche los fue eliminando sin que su mujer sospechara nada. Cuando la policía estuvo por dar con él, cambió de casa y por un tiempo la desconcierta. Después comete algunos errores, lo ubican y lo detienen en el nuevo domicilio.
Gladis se había quedado dormida antes del final. Juan Carlos no, y se resiste a doblegarse ante las pastillas. Se levantó, dejó el libro sobre la mesa del comedor, y mientras bebía de pié lentamente un vaso de leche, hojeó pensativo la novela que ya había leído como esperando encontrar algo más entre sus páginas que diera razón a su insomnio. De pronto salió con ella bajo el brazo como estaba, en pijamas y al jardín, a contemplar esa noche templada y clara. Se tendió en la reposera bajo la galería, y después de dejar ese texto sobre sus rodillas, echó la cabeza hacia atrás para quedarse mirando lo estrellado que estaba el cielo. Su cuerpo se aflojó, y sus ojos comenzaron a cerrarse vencidos por el sueño de una profunda calma que lo invadió. Todo hasta que los gritos de sus vecinos que discutían la partió en dos. Vio salir a ése hombre dando un portazo, quien, al notar su inoportuna presencia, y tratando de recobrar una compostura acorde, le dijo:
-Hola vecino, parece que esta noche los dos no podemos dormir. Yo salí a dar una caminata como de costumbre y Ud, creo que está leyendo una novela. Sé que da muy buen resultado contra el insomnio. Y que tal. ¿ es buena?
-Sí... si... precisamente es un libro que me prestó su señora. Ya lo terminé y pensaba devolvérselo a la mañana.
-¡Ah sí! no sabía nada de eso... Bueno, voy a caminar un poco, y si cuando vuelvo ya la ha terminado, me la puede devolver a mí directamente. ¿O.K?
Cuando regresa, Juan Carlos estaba dormido con el libro sobre las rodillas.
El rechinar de las frenadas de dos patrulleros lo sobresalta. Paralizado y aferrado a la reposera ve cómo varios policías entran corriendo a la casa de su vecino y que luego de un rato lo cargan y se lo llevan en un móvil. Otro de los agentes se dirige directamente a él y le dice:.
.-Señor, Ud también nos va a tener que acompañar... El oficial recoge el libro y tomándolo de un brazo lo levanta del asiento y lo conduce hasta el otro patrullero. Desde allí Juan Carlos pudo ver reflejado en la cara de su esposa, el desconcierto y el espanto bajo el marco de la puerta de su casa.
Para él el susto tampoco era menor, no podía entender lo que pasaba.
-¡Me pueden decir porqué me llevan detenido, se están equivocando, yo no hice nada, de qué me van a acusar! -Se quejó gritando.
-Tranquilo Señor, tranquilo, pregúntele al comisario cuando lleguemos. En la comisaría: Su vecina está muerta y parece que fue asesinada, su esposo la encontró así cuando volvió de caminar y dio el aviso. Estamos investigando; Ud estaba muy cerca del lugar, algo debió haber visto- conjeturó el comisario mientras hojeaba el libro.
-Yo no sé nada, no vi nada, anoche me quedé dormido en el jardín. Es todo lo que puedo decir.
-¿Así? ¿Entonces cómo me explica Ud por qué tenía este libro con el nombre de su vecina en la contratapa?
- Yo no sé nada… yo no sé nada, yo no sé nada…
Cuando la luz del sol de la mañana daba en su cara la voz de su vecino lo despertó
¡ Hola vecino1 lo saluda y se le acerca para darle la mano. Un gusto en conocerlo, disculpe que lo haya despertado acá, mi esposa me contó de su problema con el insomnio y creí adecuado ofrecerle...
-Hizo muy bien en despertarme. No es bueno quedarse dormido en el jardín, creo que en el aire libre vuelan las pesadillas… Balbuceó Juan Carlos mientras trataba de sacarse de encima una mezcla de sopor, angustia y sorpresa que lo envolvía, y agregó rápido para sacárselo de encima: – Ya terminé esta novela que su esposa me prestó, y se la devuelvo a Ud directamente. Y le pido que no se olvide de agradecérselo de mi parte, fue muy amable... Concluyó aliviado.
¡-Ah sí!. No sabía nada de eso. Entonces si quiere que le seleccione otra dígame, ella recuerda bien cuáles son las más aburridas, realmente son infalibles contra el insomnio, yo lo sé por experiencia propia.
,-Se lo agradezco mucho vecino, creo que voy a volver a las pastillas de nuevo….

Texto agregado el 01-04-2013, y leído por 199 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
02-04-2013 Coincido con los comentarios, se lee con mucha facilidad. Las pesadillas no andan en burro. un abrazo sendero
02-04-2013 Un muy buen relato con un despiste de género policial que se diluye para dar paso a un final que uno no imagina. Me gusta tu narrativa porque se lee sin trabas, es ágil y entretenida. Te dejo estrellas y un abrazo... guidos
02-04-2013 Muy bueno. Agil entretenido. A medida que lo leía, predecía el final ( muy anunciado) pero me equivoqué. Lo disfruté. marimar
 
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