Un loco recorre media vida y la otra mitad se la pasa pensando en por qué corría, mientras piensa que la vida no es solo una carrera, mira y observa y encuentra a otros mil locos en la primera de sus etapas.

Se dispone a pararlos pero algo se lo impide, su pensamiento requiere tanto esfuerzo en la concentración del saber el por qué de su inútil carrera, que no puede ni mandar un estímulo a su pierna izquierda para que se adelante a la otra y persiga a los que ahora corren, baja la mirada hacia su extremidad derecha y tampoco esta reacciona, así que abandona cualquier intento y duerme porque piensa que a lo mejor su subconsciente podrá aportarle algún dato más sobre la eterna pregunta...

Despierta, rodeado de un campo de manzanos, en el que mira al cielo y una manzana roja con ojos y boca (pero sin nariz) le susurra acercándose lentamente a sus oídos...

-Corrías porque no querías pensar... ahora piensas porque no quieres correr...