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[C:52007]

Y yo era el último hombre.
Ya todos habían muerto. Algunos habían logrado irse antes del gran día, pero en su interior habían muerto, habían dejado su alma en la isla.
Nunca había visto algo así, un lugar suspendido en la nada, sin una sola señal de vida, todo estaba mal.
Antes del gran día, recuerdo haber visto más de una vez pequeños seres volar en un cielo que parecía no tener fin, recuerdo haberme sumergido en aguas tan cristalinas que era difícil creer que en realidad ahí estaban.
Pero ahora no, yo era el último hombre.
Y caminaba por los caminos que un día, antes del gran día, se llenaban de personas soñadoras, unas más que otras, pero soñadoras. Me detenía a mirar el agua, y era difícil de creer que en realidad ahí estaba, porque era oscura como las más terribles pesadillas y se confundía con un cielo, cada vez más pequeño, frustrado por inmensas bolas de humo espeso, un humo que me recordaba el olor de la ciudad, el olor de la vida del hombre, antes del gran día.
Mientras caminaba, los veía. Eran los mismos pequeños seres que un día vi volar. Yacían en el suelo, inhibidos, incapaces.
De pronto, me encontré con un recuerdo que llevaba consigo los secretos del hombre, mis secretos. Sus temores, mis temores. Y me di cuenta de lo tonto que había sido.
¿Cómo era posible que no hubiera entendido que el gran día iba a llegar?
¡Claro! ¿Cómo no lo pensé antes?
El humo que hoy nubla el cielo, ayer yo lo saqué de mis propios inventos. Esa agua, esa agua tan cristalina, yo mismo la opaqué con mi ignorancia. Y esos seres tan diferentes que a mí me acompañaron y me sirvieron sin pedir nada a cambio, yo mismo los inhibí en mi intento por ser el mejor.
Realmente nunca fui el mejor. Y sólo lo supe cuando ya era demasiado tarde, cuando ya el gran día había llegado.
Ya no tenía caso, ya era imposible volver a mi propio pasado.
¡Que gran día!
Y yo era el hombre, el último, y sabía que también iba a morir. Pero ya moriría feliz. Porque había entendido.
“Ahora, esta isla es lo que es por lo que el hombre fue con ella, y yo soy lo que soy, por lo que no quise entender cuando pude”.
La isla, nuestra isla, se acabó. Y no es cosa del destino, ya lo sé. Pero soy sólo el último hombre.

Texto agregado el 11-08-2004, y leído por 132 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
31-08-2004 Me gusto mucho. lee
12-08-2004 Vos ya sabes q me parecio excelente. Espero mas de los tuyos aca publicados. Nos vemos en clase. alejorojas
 
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