Las abejas volaban libres en el jardín cerca de la huerta, husmeando entre la variedad de flores
polinizando, zumbando.
Fue la primera vez que sentí el oxígeno en mis lánguidos pulmones, las patas tiesas
sobre el pasto húmedo aun por la escarcha de la madrugada despabilaron mis sentidos,
El frio invernal en el campo muchas veces se siente cruel. Intente dar los pasos necesarios
para acercarme al calor intenso que provenía de un cuerpo indescriptiblemente agradable.
No veía bien...
Mis ojos cubiertos de una lámina q poco a poco se iba disipando intentaban definir la imagen;
sin frenar mis instintos busque, me moví y di pasos bruscos para llegar al calor, al acercarme
el olor era supremo, tentador, se despertaron mis papilas gustativas. Comencé a succionar en el
aire hasta q mi boca al fin hizo contacto con esa fuente de calor receptiva q echada en el pasto
me daba la bienvenida
hicieron contacto los cuerpos…
sentí el cobijo de ese tanto espacio q tenia ahora y que me intimidaba, pero a la vez me desafiaba a encontrar lo que necesitaba.
Al volver a abrir los ojos vi una mujer extraña q en sus brazos me contenía, sus cuatro patas
de golpe se pararon, los latidos se intensificaron y con una dulzura extrema beso todo mi cuerpo
sentí su larga cabellera de unos rizos pesados, suaves, similares a los que palpaba en mi cabeza.
En ese mismo instante al galope un macho de la especie se acercó a mi protectora que al oído susurrando miel dijo una palabra, el macho sonriente al trote deposito la miel susurrada en el aire
Gritando: _”Ha nacido la centauresa primogénita de los guías de tropilla, nuestra especie se ha salvado”- aplausos, gritos y corridas de felicidad se expandieron por toda la tierra.
Era un día muy claro, el sol comenzaba a salir, en mi ha nacido la escucha,
He renacido!!!