Sabores... La vida es una colección de sabores.
Nacemos en el sabor del llanto primero, y así caminamos los días saboreando las experiencias que podemos atrapar.
En la tumultosa infancia, frescas y jugosas tardes de verano se desgrananan en ramilletes de plazas reverdecidas, más, en el amanecer de la adolescencia jugosos besos robados a la inocencia de los momentos, nos alienta el sediento sentimiento.
Expertos catadores, en la mitad de la vida, desbordamos de sabores nuestro paladar lujurioso, llenando de opciones la memoria confundida.
Llegamos así al final del camino donde artados y aburridos desojamos como niños, sabores ya vividos en tiempos mas sabrosos redimidos de la fuente del olvido.