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* “Hay que premiar a la gente emprendedora.
Hacen mucho bien al país”
(El Presidente de la República).
* “Tú escribes mejor cuando no inventas”
(Un amigo mío).

El grupo de buenos amigos guachacas que se reunían en la Picá del Ojo, cuando el ambiente del lugar se puso denso de malas vibras provenientes de su nueva dueña, se trasladaron a la “Picá D´ la Araña”, a dos cuadra allí, continuando sus sabrosos diálogos guachacas, que los hacían famosos en toda la barriada.
Ese día, don Jaime, uno de los amigos más pensantes, después del Filósofo, por supuesto, puso el tema del día:

Un conspicuo pre-candidato a la Presidencia Ulises Larradín se había declarado “el candidato representante de la clase media”. No faltaron los investigadores de “minucias” que descubrieron que el candidato de la clase media en decadencia no había declarado la posesión de mil trescientos miserables millones de pesos, (cerca de 650.000 dólares), al asumir su anterior tarea como ministro de Gobierno.
Con el agravante de que los tenía en un paraíso fiscal, las Islas Vírgenes.
El “pobre” representante de la decaída clase media, evadía impuestos.

Su credibilidad quedó por los suelos y su candidatura insostenible. Por lo que su partido hubo de dar una solución aceptable lo más rápido posible para dar cuanto antes vuelta a la hoja, y dejar el incidente atrás.
- “En aras de la armonía con nuestros aliados políticos, retiro mi candidatura”, declaró muy orondo el mondongo.
Para él, los descubrimientos no tenían importancia, sino su amplio y generoso espíritu de unidad.

Todo esto lo leyó don Jaime al grupo, intercalando comentarios diversos, en un periódico del día. Y concluyó preguntando:
- ¿Qué les parece la noticia?

Diversos epítetos populares se escucharon. Hasta “el Tenista” que anda, a pesar de su trabajo, al tres y al cuatro con las finanzas familiares, comentó:
- Me gustaría ser de la clase media de Larradín. Mil milloncetes de pesos no me vendrían mal.
- ¡Chis!, comentó “el Murci”, a veces me conformaría con dos o tres mil pesos para pagar la locomoción los últimos días de cada mes.
- ¿Qué es eso de “paraíso fiscal”, preguntó don Lalo. Filósofo, tú que eres leído, ¿puedes explicarnos eso?
El Filósofo, que nunca hablaba demás, pero era el más culto y leído del grupo, asintió con la cabeza, meditó su respuesta y, al cabo de unos largos segundos, aclaró la garganta con un sorbo de pipeño, y contestó:

- Todos nosotros pagamos impuestos. Por ejemplo, el 19% del IVA por cada caña que nos tomamos o pan que comemos.
Los ricos pagan, a veces, un poquito más, pero eso es como quitarle un pelo a la cola de un zorro.
Los paraísos fiscales son países o lugares donde los bancos, guardando el secreto, reciben dineros y los hacen producir, exigiendo muy poco impuesto, y las comisiones del caso. Entonces, los millonarios del mundo, para evadir impuestos en sus países, depositan sus miles o millones de dólares en esos lugares, con lo que engordan aún más sus bolsillos.
¿Está claro?

- Más claro que echarle agua a esta chicha, exclamó otro, tratando que el dueño del boliche no lo escuchara.
- ¡Qué patriotas son!
- ¡Descarados!
- ¡Sinvergüenzas!
Y todos los que quisieron dieron su opinión, a veces con palabras irreproducibles, porque el papel olería mal.
En eso, Don Ñipe, el dueño del negocio dijo que era hora de cerrar, y se levantó la sesión, disponiéndose cada cual a regresar a sus cubiles, como decía el Ñecla, llamado así por su contextura sute.

La oposición se dio un festín con la situación y las emprendieron con frución contra aquel talón de Aquiles. ¡Qué no dijeron!
Su partido soportó estoicamente el chaparrón. Como el vendaval de críticas no amainaba sino que crecía, no tuvo mejor idea que defenderlo y se alineó como tabla defendiendo al susodicho, su manera y derecho de manejar sus haberes a discreción. Lo hicieron con frases para el bronce:
- “Por algo se los ha ganado con el sudor de su frente”.
- “No es delito tener dinero”.
- “Ni el tener sabiduría y astucia para ganarlo”.

Más aún, al “emprendedor” Ulises Larradín, como premio de consuelo, su partido le ofreció una candidatura a la senaturía en el sur. El hombre, que en principio había aceptado, sospechando que durante la campaña electoral le echarían en cara sus “pequeños” deslices financieros, renunció también con gran espíritu patriótico a la opción senatorial, ofreciendo gallardamente el honor de servir a la patria a un colega de partido, “que también tenía un alto espíritu de servicio y sacrificio”, expresó con desparpajo.

La sinvergüenzura indignó a los parroquianos de la picada, como sucedió a lo largo y ancho del país. Y volvieron a lanzar sus opiniones de grueso calibre contra aquellos dechados de moral.
Margarita, la garzona que también se había cambiado de la Picá del Ojo a la Picá D´la Araña, siempre intervenía entre vuelta y vuelta, con sus jocosas ocurrencias. Había escuchado un chascarro y aprovechó un momento de receso en su servicio para decir como al voleo:
- Es que hay gente en la derecha que son como los caballos.
Y guardó silencio hasta que alguien picó el anzuelo.
- ¿Puede explicarnos eso, Margarita?

- Muy sencillo: a los caballos usted los puede uncir a una carreta, o a un arado; ponerles bozal o montura y usarlos para cabalgar montándolos. Hasta los puede espolear.
Pero, ¡cuando les tocan la bolsa, brincan!
Ese chiste realista los hizo celebrar a todos, y la conversación derivó a otros temas menos candentes.

A la semana siguiente, don Jaime, que es dirigente sindical y que no deja pasar ni una para hacer pensar a la gente, trajo otra noticia:
- ¿Escucharon la última noticia?
- ¿Cuál?, preguntaron algunos.
Se disponía a contarla, junto cuando un canal avisó un adelanto de noticias. Apareció el Presidente de la República en una cadena voluntaria de canales, hablando sobre el mismo tema:
- “Hay mucha gente emprendedora, que es la que hace grande a la patria. Don Ulises Larradín es una de ellas, y lo ha demostrado innumerables veces. Su capacidad extraordinaria no puede quedar sin ser aprovechada. Por tal razón, he decidido nombrarlo Delegado del país ante la OCDE, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico”.

Con estas palabras, el señor Presidente ponía la guinda a la torta.
¡Para que decir el griterío que se escuchó en todo el país. Los guachacas de la Picá, por su parte, hicieron su análisis popular para criticar a los car´e palo del año.
Aunque también, y como siempre, Margarita puso su guinda a la torta, cuando, como de pasada, comentó:
- Una vez más se ha equivocado el Presidente.
- ¡Claro, al nombrarlo Delegado a la OCDE, dijo don Lalo.
- No, en algo más. Dijo ella ladinamente.
- ¿En qué más, Margarita?
- Su error está en nombrarlo Delegado a la No sé Qué.
¡Debió nombrarlo EMBAJADOR en las Islas Vírgenes! ¡Así podría cuidar más de cerca la pequeña alcancía que allá tiene!

Texto agregado el 15-05-2013, y leído por 153 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
18-05-2013 interesante historia e informative, siempre aprendo algo***** bishujoo
17-05-2013 Interesante relato que plasma la realidad de nuestro país y de casi todos los de nuestro entorno. Muy parecida la historia a lo que sucedió con Golborne, postulado a la presidencia, hasta que se descubrieron sus yayas del pasado. Igual, él abandonó "dignamente" el tinglado político para dedicarse a otras obras altruistas... gui
16-05-2013 Paraísos fiscales? en España nadie sabe nada de eso, la pasta desaparece por obra de Birli birloque, todos son "magos" perdón quise decir "MANGUIS" de las finanzas. elisatab
15-05-2013 Interesante narración, con el tono de picardía adecuado. Las Islas esas...¿seguirán siendo vírgenes? zumm
15-05-2013 Creo que dentro de poco todos viviremos en el tan ansiado paraíso (fiscal) solo que pocos lo disfrutarán. HGiordan
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