Y sucedió.
Intentó evitarlo, pero sucedió.
Apenas comenzó, él sabía bien a qué se arriesgaba, pero creyó poder manejarlo.
Ella era peligrosa.
Pero llegó a descubrir su otra cara: llegó a ver su esencia.
Ella era adorablemente peligrosa.
Y lo terminó de atrapar cuando decidió ser completamente sincera y se abrió a él.
Le contó todo: su oscuridad, sus delitos, sus pecados... y lo quedó mirando a los ojos, esperando su reacción.
Deseando que él la entendiera, pero dudando de ello.
Él, con una lágrima rodando por su mejilla, sólo atinó a decirle esa frase que nunca había querido decir: "Te amo".
Ella rompió a llorar, emocionada y lo abrazó tan fuerte que por un momento fueron uno solo.
Y ese fue el final.

- Buen trabajo, agente: hizo Ud. lo correcto.
- Lo sé, lo sé, pero...
- Entiendo perfectamente: yo también supe ser agente encubierto y el final puede ser muy confuso. Se mezcla la misión con los sentimientos y cuesta demasiado decir la frase clave para proceder al arresto. Y más aun cuando la frase elegida resulta ser "te amo"...