Estábamos en un campero Daihatsu y lo dejamos estacionado en una pendiente sobre una vía pavimetada. El coche quedo con todas las medidas de seguridad posibles. El freno de emergencia activado y funcionando. El carro diagonal a la vía y con la dirección bloqueada. La palanca de cambios en primera. El parachoques recostado al muro. Pensábamos que la posibilidad de un accidente era de cero. Todavía lo seguimos creyendo. Bajamos por un camino que se dirige a una quebrada en donde vive Yesid, un hombre muy pobre y para quien llevamos unos víveres. De pronto escuchamos unos ruidos espantosos y vimos venir el carro barranco abajo y sin explicación posible. En la mitad de la falda torció el rumbo y tumbo la cocina de una anciana muy pobre. Cuando el carro paró tenía la dirección bloqueada y la emergencia metida. Una grúa nos lo saco de semejante hueco y el carro salió casi intacto. La única explicación es la necesidad del pago de una deuda económica a una persona desconocida y que está en la indigencia. El karma te busca de la manera más inesperada y entonces hay que pagar.