Miércoles, 26 de junio del 2013



Hoy no te saludaré.

Me perturbas, me enojas, me haces reventar.

Estoy poseída por esta adrenalina permanente que me sacude de lado a lado mientras me hablas. No me miras, pero me hablas, te miras para adentro, pero me hablas. Y yo te miro siempre en cámara lenta y llevo en mi agenda apuntes ordenados de tus pecados y de las cosas interesantes que nunca has querido contarme.

Tus preferencias, que nunca terminan en mí, he preferido aceptarlas cual esposa sumisa y sin mancha, aunque en el fondo siempre apriete los ojos y estire hacia atrás mi cabeza, simulando el orgasmo que me dejaste atorado entre las piernas. Ese mismo orgasmo que nunca pudo hacerme parir nadie.

Estoy, sí, estoy… Pero también estoy empezando a cansarme, de hablarle al lado derecho de mi cama y de esta manía de emular a Vallejo cuando te pienso,
de que en estos días primeros de invierno, siempre me des ganas de llorar...