Soy Dios, el creador del universo que ustedes ven, y tengo la arrogancia de darles la vida a todos los humanos. No me pregunten quién me creó, porque no lo sé, y si me siguen preguntando eso me va a doler la cabeza; me gusta ver como se matan en mi nombre, pues la verdad es que disfruto con la carnicería que han realizado en el globo terráqueo. Les puse una mente confusa, para que nunca sepan quién realmente soy, me agrada verlos discutiendo y debatiendo sobre mi existencia, lo que más me place es saber que nunca se van a poner de acuerdo, pues así los diseñé, para que nunca se acoplen.

Mi diseño es perfecto, pues hay buenos y malos, eso hace que haya un equilibrio, porque imagínense si todos fueran buenos ¿Qué haría yo? Me tocaría desaparecerme, tendría que esfumarme en el firmamento. Me gusta la gente que cree en el libre albedrío, pues así puedo controlar a esas personas, pues si no creyeran en la libre elección, una vez más tendría que ausentarme.

Si no les gusta mi creación, los mando para el infierno, pero no se les olvide que ustedes deciden qué quieren hacer con sus vidas. ¿Quieren ir conmigo al cielo? Si no desean irse conmigo, van a sufrir el peor tormento, la más grande tortura que ustedes puedan imaginar, y lo más terrible es que será para toda la eternidad. Pero recuerden que yo soy amor y que no obligo a nadie a que me siga. Los que me siguen lo hacen porque quieren, no porque tengan miedo de ser torturados eternamente. Si no me hubiera inventado el infierno, ¿cuántos feligreses perdería? Yo necesito ser muy famoso, y por eso me tocó inventarme el averno para que por medio del temor, todos me obedezcan.

La verdad es que soy el más grande asesino en serie que existe, pues a todos los que no me siguen, les va mal, y como parece que a muchos les disgusto, los voy a atormentar con enfermedades, y todo tipo de sufrimientos físicos y mentales. Aunque realmente soy muy sádico y también me gusta martirizar a mis discípulos, ¿saben por qué? Porque ellos hacen lo que yo les diga, si les digo que se manden a un precipicio, lo hacen, si los mando a una guerra, arman dos y en general realizan todo lo que yo les mando. Me obedecen ciegamente, y harán todo tipo de irracionalidades con tal de satisfacerme.

Me gusta cuando mueren, porque todos quieren que yo los ayude en ese momento, sin embargo, sinceramente, los abandono a todos cuando están agonizando, me encanta verlos agonizar, me gozo escuchando sus gritos pidiendo auxilio, y lo más bonito es que ahí nunca aparezco, porque me complace su sufrimiento. La muerte y yo somos inseparables, pues yo la creé, para que todos se rindan ante mí. Deseo añadir, que necesito que los hombres sigan embarazando a las mujeres, sigan su instinto más perverso, para que haya más embarazos, de esa manera podré seguir manipulándolos, pues si ustedes no procrean y se acaba su especie ¿Cómo voy a hacer para seguir llenando el averno?