¿ De donde vienen las enfermedades que se generan en nuestro organismo ?.
¿ Cómo se crean y cuál es la raíz de las mismas ?
¿ De qué depende que esas enfermedades sean más leves ó más graves ?.
Hay una sola respuesta a estas preguntas y esa respuesta no está al alcance de todo el mundo, porque se cree que las enfermedades se originan porque sí, por la edad ó por otras circunstancias naturales.
Y ahí es donde está el error del pensamiento global.
Las enfermedades se originan de aquello que no funciona bien en nuestro Yó.
No somos conscientes de que hemos venido a la tierra, a esta parte física de la creación que tiene sus motivos para estar ahí, para demostrarnos a nosotros mismos que estamos cometiendo errores continuamente, en pensamiento, obra y omisión.
Nunca nos libraremos de la enfermedad hasta que entendamos este concepto.
Cada error cometido por nuestro Yó es reflejado carnalmente en nuestro cuerpo como una enfermedad, y dependiendo del grado de ese error, la enfermedad será más leve ó más grave.
También dependiendo del tipo de error hay una zona de nuestro cuerpo que se resiente de ese error.
La química que usamos para combatir dichas enfermedades, funciona en el grado de que el Yó es consciente que está enfermo y de que necesita curarse.
Si el Yó no quiere esa curación difícilmente la química del fármaco usado puede hacer mucho.
La magia de la medicina no está en el médico, ni en los medicamentos, está en la fuerza y el poder mental que tengamos de querer curarnos, sanarnos y arrancar esa mala hierba llamada enfermedad de dentro de nosotros.
Somos auto sanadores de nosotros mismos por naturaleza, pero ese don está atrofiado por diversas causas en nuestro ser espiritual, porque no queremos ver la luz interna, porque nos da miedo saber que podemos hacer muchas cosas con nuestro ser interior.
Si nos quisiéramos de verdad, si tuviéramos más fé en nosotros mismos, más amor y más apego a nuestro Yó no estaríamos tan enfermos como muchas veces llegamos a estar, realmente nunca estaríamos enfermos.
De ello deriva la gran pobreza del ser humano cuando pasan los años y comienza su caída más espectacular hacía una vejez imparable llena de enfermedades que no es capaz de detener, y no es capaz de detenerlas porque no sabe que las puede detener con amor y fé en sí mismo.
La enfermedad no es otra cosa que el pecado de no amarse en verdad.
El día que el poder interno de ese Yó haga que seamos como hemos de ser, se erradicarán todas las enfermedades leves y graves, lo que hará que seamos libres de conciencia y saludables siempre.
Hasta entonces, el ser humano vagará por la tierra, lleno de dolores y complejos, que se arrastrarán hasta el infinito de su propia existencia.
Quién quiera entender esto, estará en condiciones de llevar una vida saludable sin enfermedad y una muerte digna natural que se prolongue hasta muy avanzada edad, quién no, se verá perjudicado por la ignorancia y el no amor así mismo, causas indiscutibles de una posible vida más corta y de una muerte derivada por una enfermedad.
Aprender a vivir y a amar es lo que vinimos a hacer aquí, quién apruebe, enhorabuena ....

Escrito por Carlos Them.

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