Te retratan enjuta, con tu guadaña al ristre, calavérica y flaca

los que te tienen miedo y huyen de tu silencio, y a esa fuga de ensueño

en que a tu pecho abrevo cada noche en que duermo a salvo de la estaca

de aquesta necia vida que domino volviendo a ser niño risueño,


el que siempre contigo vuela abrazado, ausente, como el viento sin ruta

que llevará mi cuerpo en fiesta de cenizas, de aceites y de aguas

cuando por fin me suelte del nudo de esta carne y esta conciencia bruta

formada en los azares que en tanto se repiten aparentan ser fraguas


de causa y consecuencia, siendo asíntotas rectas que sabemos son curvas

en el juego de afectos, desafectos, defectos que conforman las turbas

de doctrinas que intentan asir lo inexplicable, y encontrarle sentido


a este mar de anarquía que pretenden sistema, y del que yo en secreto

me libro en tu visita: petite mort cuando amo, grande cuando discreto

percibo que la dicha y tú son una misma en que de mí me olvido.