El banco


Entre dos árboles viejos
Es un símbolo aquel banco,
Construido por mi abuelo
Seguramente un verano.
Los dos sauces que lo escoltan;
Cada uno a cada lado,
Con su peluca de lágrimas
Y con su luto de hermanos;
Melancólicos y tristes,
Parecen estar velándolo.

Recuerdo que de pequeño
Lo imaginé mi caballo;
Una rama era mi fusta,
La rienda un piolín trenzado;
La aventura una ilusión
Sobre el lomo duro y chato,
Que desvencijado a golpes
Quejábase del mal trato.

Cuántos días de vacancia
Trae hasta mí su rectángulo;
La charla de los abuelos
Con paréntesis de amargos,
En tardes de soles fuertes
Caídos de los veranos.

Fue testigo alguna noche
De un tiempo sin calendario,
Del primer beso que di
Y de mi asombro al lograrlo.

Viejo banco de madera
Pálido y resquebrajado,
Igual que a mí el vendaval
De la vida te ha golpeado.
Tus múltiples inscripciones,
Fechas y nombres grabados
Semejan mi corazón
De recuerdos desbordado.

Siempre estarás en mis sueños
De amor y sol alumbrados,
Viejo banco de madera
Entre dos sauces clavado.