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Salió rumbo a un pueblo muy alejado de la capital, el trayecto le tomaría varias horas para llegar, paso llenando el tanque de gasolina de su auto en una estación que estaba en el paso, al cabo de tres horas notó a la orilla de la carretera un rotulo anunciando la llegada al pueblo, siguió con su auto y a la vez miraba por la ventanilla que el pueblo estaba carretera hacia abajo, “que pendiente más pronunciada”-dijo-, paso varias curvas cerradas, y también notó que el mismo estaba rodeado de cerros y montañas, parecía como si la naturaleza había hecho una fortaleza alrededor del mismo, “de regreso será un poco difícil la subida”-pensó-iba muy despacio con su auto cuando de repente la entrada del pueblo apareció, la misma estaba entre dos árboles de conacastes muy frondosos, se detuvo a la orilla de la misma y un sonido le llamo la atención, era su celular que emitía un sonido, éste al verlo notó en la pantalla que la imagen de una antenita no mostraba ninguna barra y junto a esta una frase que decía “no signal”, siguió con su auto hasta que llego al parque del mismo, ahí lo parqueo y se dirigió a un hostal, el aspecto era muy antiguo como de un pueblo del viejo oeste, como salido de una película de vaqueros, un señor ya muy anciano salió y le atendió, al verlo le dijo:
-Buenos días, en que le puedo atender-
-Busco a don Francisco Pérez, ¿lo conoce?, tengo que entregarle unos documentos legales que él firmó semanas atrás-le dijo.
-¡Don chico!, si lo conozco, pero él vive un poco alejado del pueblo-le contestó.
El cielo se estaba poniendo oscuro, unas nubes grises junto con un viento y truenos anunciaba una lluvia, de repente unas gotas fuertes se oyeron por todo el pueblo, poco a poco la lluvia arrecio mojando todo a su paso, el anciano del hostal salió a cerrar la puerta y le dijo:
-Va a ser una fuerte tormenta, siempre que llueve así el único camino que conduce al pueblo se obstruye por derrumbes y árboles caídos-.
-Bueno creo que la lluvia no va cesar, quizás me quedare, en la mañana le daré los papeles a don Francisco-le dijo al anciano-¡qué problema! mi teléfono celular no da señal, no puedo comunicarme con mi esposa, tampoco puedo enviarle un mensaje de texto.
-Eso pasa siempre en este pueblo, como usted ya se dio cuenta estamos rodeados de oteros, cerros y montañas, también estamos muy debajo del nivel del mar, eso hace que las señales casi nunca llegan acá-le dijo el anciano.
Como muestra de que no le estaba mintiendo el anciano sacó del mostrador un radio muy pequeño, le extendió la antena del mismo y cuando lo encendió este emitió un sonido agudo y con interferencia, nada se oía de la radio, se lo mostró a la persona que buscaba a don Francisco y le dijo:
-Ya ve que no le miento-
-¿Cómo hare para comunicarme con mi esposa?-
-Porque no le manda una carta explicándole todo el asunto y así ella no se preocupara-le dijo el anciano.
-¡Perdón! Una carta, eso ya es muy anticuado, pero ¿de dónde la mando?-le contestó.
-De la oficina del correo y como se mandan por caballo, no hay problema si la calle esta obstruida-le dijo.
El anciano le presto un paraguas al visitante y él tomó uno también, se dirigieron a la oficina del correo, la cual estaba a un par de cuadras del hostal, a llegar otra persona anciana los recibió, y les dijo:
-¿En qué les puedo ayudar?-
-El quiere poner una carta muy urgente-le dijo el anciano.
-¿Cree que le llega a tiempo a mi esposa?-le pregunto el visitante al encargado del correo en una forma sarcástica.
-El correo nunca falla-le contestó.
La persona encargada de la oficina del correo le entrego un par de hojas, un lápiz y un sobre para empezar a redactar la carta y luego enviarla, el visitante tomó una hoja de papel junto con el lápiz y en la hoja empezó a escribir lo siguiente:
“Karen, no llegare a ksa, hay un problema x la lluvia, mñana llegare, no t preocupes, tu esposo k te kiere, kisses”.
El visitante le dio la carta al encargado del correo, éste al verla se la mostró al otro anciano, el dueño del hostal y ambos al verla se quedaron muy admirados, soltaron unas carcajadas y el encargado del correo le dijo al visitante:
-Que no fue a la escuela muchacho, esto no lo va a entender nadie, si quiere se la redactó yo y luego le da el visto bueno para mandarla-
-Bueno si tanto insiste-le respondió el visitante.
El encargado del correo tomó otra hoja de papel un lápiz y empezó a escribir en la hoja lo siguiente:
“Karen, esposa mía, que tenido un gran percance por efecto de la naturaleza, el medio ambiente ha dejado caer una lluvia intensa en el pueblo donde estoy, esto trae consigo que el único acceso al mismo se obstruya, llegare a casa lo mas pronto posible, tu esposo que te quiere y extraña”.
El visitante notó que la persona encargada del correo empezó a dibujar un corazón y dentro de este escribió el nombre de él y el de su esposa. El visitante le dijo:
-¿Pero que hace, es necesario todo eso?-
-No se preocupe le va a encantar-
El encargado del correo tomo la hoja de papel, la doblo y la introdujo en un sobre para cartas, la cerró y puso también una estampilla, la dejo caer en un bolso, este tenía un rotulo que decía: “entrega urgente”.
Se retiraron de la oficina del correo, la cual estaba por cerrar, los tres se dirigieron al hostal, ahí se sentaron en una mesa de madera muy antigua, el dueño del hostal junto con el encargado de la oficina del correo tomaban un trago de licor, observaron al visitante ordenando y sacando papeles de su maletín, también sacó del mismo una Tablet y el cargador de su celular, uno de los anciano le dijo:
-¿Que es esa cosa que tiene ahí?-
-Es una Tablet hace las veces de computadora, se puede ver videos, juegos, música, si hubiera señal me podría comunicar vía Skipe-le dijo el visitante a los ancianos.
-¿Quién es Skipe?, es un perro, su mascota-le pregunto un anciano.
-Es una forma de comunicarse, lástima que no hay señal, también podría enseñarles como chatear, lo haría con mi esposa-le contestó.
-¿Qué es eso de chatear?-pregunto un anciano.
-Es una forma de entablar comunicación, para conversar, para charlar-les dijo.
-Le guardare todas esas cosas en la caja fuerte del hostal, supongo que son valiosas para usted, cuando se vaya se las daré, total no le sirven para nada acá en el pueblo-le dijo el anciano del hostal.
Los tres se quedaron sentados en la mesa, empezaron a charlar y conversar entre ellos, la conversación fue tan amena y alegre que no se percataron que ya era media noche, cada quien se fue a descansar, el visitante se fue al cuarto que había alquilado, subió unas gradas de madera y cuando iba por el pasillo pensó: “que buena charla y conversación tuve con esos ancianos, ni sentí el tiempo”.
A la mañana siguiente la lluvia había menguando, el visitante se levantó muy descansado, ya el anciano del hostal estaba en el mostrador al verlo le dijo:
-Se le nota que está bien descansado-
-Dormí y descanse bastante, como no tenía nada que hacer, ni ver internet o navegar, no me quedo más remedio que dormirme-le dijo el visitante-a propósito ¿Cómo hacemos para comunicarnos con don Francisco?.
-No se preocupe ya le mande un recado con un viajero que paso muy temprano, estará acá en poco tiempo-
El visitante se sentó en la misma mesa que la noche anterior, vio por la ventana y notó que la lluvia había cesado, le preguntó al anciano del hostal:
-¿Ya no estará obstruido el camino?-
-Lo vamos a averiguar, ahí viene Pedro el herrero, viene con su mula desde allá arriba-le dijo el anciano.
El anciano salió del hostal a la entrada, cuando Pedro pasó con la mula el anciano le gritó preguntándole:
-¡Pedro! ¿Ya no está tapado el camino hacia el pueblo?-
La persona que iba en la mula le contestó:
-Ya no está tapado, ya les pase avisando a los de allá arriba, ahora les avisare a todos los del pueblo-.
El visitante se alegró, ya que ahora podría retirarse del pueblo, la persona que iba en la mula la había dado la buenas noticas, en sus adentros pensó: “vaya forma de mensajear”; en la entrada del hostal llego un señor con sombrero, botas, pantalón de mezclilla y un bigote muy amplio, entró y pregunto:
-¿Quién es la persona que me busca?-
-¿Usted es Don Francisco Pérez?-le preguntó el visitante.
-El mismo que viste y calza-le respondió.
El visitante le entrego los papeles legales que el señor había firmado, con un apretón de manos se despido de él, subió de nuevo las escaleras hacia el cuarto, tomó sus cosas para retirarse lo más pronto posible, observo al anciano del hostal y le dijo:
-Gracias por la estadía, acá esta su pago, fue todo un placer haberlos conocido y haber charlado y conversado con ustedes, me retiro, adiós-.
El anciano del hostal se despidió del visitante con un apretón de manos y una sonrisa, el visitante iba a salir del hostal cuando el anciano lo detuvo diciéndole:
-¿No olvida algo o ha olvidado algo?-.
-Pues creo que no-le contestó el visitante.
El visitante recapitulo en su cerebro y se acordó que había dejado guardado el celular, la Tablet y el cargador en la caja fuerte del hostal, el anciano se los entrego y le dijo:
-Ni los encienda, no hay señal-
Llego a su casa un poco cansado por el viaje, ahí estaba su esposa lo recibió con un beso, al verlo le dijo que estaba muy preocupada, él le contestó:
-No había señal en ese pueblo, pero te mande una carta-
-Una que..., pero ¿porque no has encendido tu celular?-le dijo la esposa.
El notó que no había encendido su celular, ni la Tablet que llevada, le respondió a su esposa:
-Pues ni cuenta me había dado, ni me hicieron mucha falta ese día que estuve en el pueblo-.
Encendió su celular, el mismo empezó a brillar en la pantalla, la imagen de la antena mostraba tres barritas como advirtiendo que si tenía señal, a la vez emitió otros sonidos él se percató y cuando lo observo vio en la pantalla lo siguiente:
“64 mensajes no leídos, 47 llamadas pérdidas”.
Pasaron cuatro días desde que él había visitado el pueblo a donde fue a dejar unos documentos, estaban él y su esposa descansando cuando notaron que en el buzón de la casa una persona dejo una carta, la esposa se levantó a tomarla, vio el remitente y de donde la habían mandado, se extrañó y le dijo al esposo:
-Es una carta tuya para mí-
-Te lo dije, allá en ese pueblo así son las cosas-le respondió.
La esposa abrió la carta la leyó y notó el corazón que estaba dibujado en la misma, tenía el nombre de ella y de él, le dijo al esposo:
-¡Vaya al fin! Te pusiste romántico-
Ambos regresaron a sus actividades, habían comenzado a preparar la cena cuando la esposa le dijo que últimamente se sentía estresada, cansada, que necesitaba unas vacaciones y descanso, en ese lapso de la cena, ella había contestado el teléfono celular varias veces, había mandado varios mensajes de texto y tenía que responder unos correos electrónicos, el esposo al verla le dijo:
-No te preocupes yo conozco un buen lugar donde vas a poder descansar-.

Texto agregado el 31-08-2013, y leído por 135 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
06-09-2013 tantos medios para comunicarnos y vivimos más aislados que nunca, sin ningún medio en ese pueblo se comunicaban estupendamente, muy buen texto. elisatab
31-08-2013 Me parece una buena narraciòn. Muy bien logrado el tema y lo que quiere expresar. lunazaul
 
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