| RELATO CORTO; EL OASIS DEL SEDIENTO
 
 Aquella Duna tan inmensa en aquel desierto, hacia que la norma
 de supervivencia," seguir vivo " fuera lo mas aconsejable.
 Si no fuera porque seria estar loco, diria que aquella Duna
 gigante me marcaba el sendero, a pesar del cambio del viento.
 Siempre me parecia que guiaba mi camino.
 Unas veces tapandome el sol y dandome sombra, y otras haciendo
 mas grato el camino al andar, bajo aquella arena ardiente.
 Tambièn sentia su presencia en las noches, dandome calor
 parecia que su cuerpo caliente y sus minusculos granos de arena
 me rodeaban para darme refugio, en la fria noche del desierto.
 
 Cuando ya pensaba que todo estaba perdido.
 A lo lejos me pareció divisar un pequeño Oasis.
 Cuando llegué, aquel Oasis parecía tener un color especial.
 Sus palmeras eran amarillas y sus hojas eran de un color oscuro.
 El cielo era naranja, y el agua cambiaba de color según te
 acercabas a la laguna, la tierra era arcillosa y húmeda.
 Y las rocas que yacían a los lados de la  laguna eran maleables
 como si fueran, blandas al tacto.
 Me quedé mudo, ante aquel extraño Oasis.
 Y muerto de cansancio me arrastré como pude
 hacia aquella laguna como si en ello me fuera la vida..
 Metí la cabeza en aquel arroyo raro de agua perfumada.
 Sabia a frutas , y el agua a pesar del calor ambiental.
 Estaba helada, bebí sin parar de aquel agua milagrosa.
 Luego me quité la ropa y me sumergí en aquel manantial exótico
 Y conforme me lavaba el olor a fragancia fresca de colonia
 llegaba a mis sentidos, solo tenia las  manos para hacer de jabón.
 Pero la espuma salia de mis manos y embolvia todo mi cuerpo.
 
 Después de aquel baño reparador, quise encontrar un sitio
 donde dormir, y aquellas rocas maleables y dùctiles al tacto
 me permitieròn moldear aquella roca como si fuera paja.
 permitiendome hacer una cama, còmoda y acogedora
 Al día siguiente el encanto habia desaparecido, el Oasis era un
 Oasis normal, el agua estaba caliente, y el fondo estaba
 lleno de fango, las palmeras desmochadas apenas si daban sombra.
 Pero mi cuerpo olia bien, y el cansancio y la sed habían desaparecido.
 
 A lo lejos una caravana de nómadas se acercaron a dar de beber
 a sus camellos, fueron hospitalarios y dieron charla a aquel extraño
 que encontraron en su camino pèrdido en aquel Oasis.
 Ninguno se sorprendió de ver aun hombre, hidratado
 limpio, y sin señales de tener sed.
 Uno de los nómadas llamado Vitack, me dijo.
 Creo que has estado en el Oasis del sediento,..?
 Pregunte: Què es eso..?
 Y Vitack, me conto una leyenda del desierto, segùn èl
 que en algunas ocasiones, las arenas del desierto.
 Algunas Dunas se hacen amigas de los viajeros.
 Y llevan a los viajeros perdidos al " Oasis del  sediento".
 Son como olas que van cambiando el paisaje, y
 al cambiar su dirección hacen de guias.
 EL caminante que es capaz de leer sus pisadas y entiende su lenguaje.
 Se encuentra  con el Oasis del sediento, y tiene la oportunidad
 de salvar su vida, y de continuar su viaje.
 O encontrar un nuevo Oasis, donde seguir su camino
 
 No se si fue verdad aquella vivencia, pero gracias aquella
 experiencia pude salvar la vida, aquella historia fantàstica
 me pareciò interesante, la guardè entre mis recuerdos.
 Y segui mi camino hasta llegar a mi hogar
 Desde entonces, siempre que  leo, ò estudio algo sobre
 el desierto, me acuerdo de aquella experiencia, y me traslado
 aquel Oasis, y vuelvo a sentir aquel màgico  encuentro.
 
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