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Sintió una sensación de ardor en todo su cuerpo, era como si un fluido ardiente le recorrían las venas, puso a un lado la jeringa y notó como su cuerpo se desvanecía y la mente se le nublaba por completo, el líquido que se había introducido lo había hecho divagar y soñar, la sensación le duraría un par de minutos y al final tendría que inyectarse otra sobredosis, llegaría a un punto en donde el exceso seria su acompañante fiel hasta que la mente se le volvería gris y no vería nada más. Tomaba un trago cada día para relajarse, para que el cuerpo descansara de la rutina diaria, poco a poco los tragos se hicieron más frecuentes y en mayor cantidad, ahora el líquido amarillo espirituoso fue controlando su vida, no pudo detenerlo aunque intento muchas veces hacerlo, al final el líquido destilado lo embargo por completo, fue ese su exceso el que lo llevo a la desgracia, un día buscaba un trago y encontró una cantina, se tomó el trago de una vez y un dolor abdominal lo doblego por completo, observo una televisión vieja encendida dentro de la cantina y en esta pasaban un anuncio de un licor, al final del mensaje una advertencia que decía: “tomar con responsabilidad, el exceso de alcohol puede dañar su salud”, lo vio, ahí se desvaneció y la mente se le pudo en blanco. Empezó fumando un par de cigarros al día, poco a poco la cantidad fue en aumento, había llegado a fumarse casi tres cajetillas diarias, fumaba sin parar, un sabor amargo de la nicotina salía de su boca, los dientes se le volvieron amarillos, poco a poco el aire de sus pulmones se agotaba, ahora tosía a diario y junto a este un dolor en la garganta lo acompañaba, un fin de semana el aire le falto en sus pulmones, se ahogaba en su propio humo, pero tomó de la cajetilla un cigarro lo encendió y empezó a fumárselo, miro la cajetilla y en ésta había un aviso que decía: “fumar es dañino para la salud”, aspiro otra bocanada del cigarro y sintió como el aire le faltaba , como se le escapaba, sintió que se ahogaba y poco a poco el aire le falto hasta que su mente quedo sin aire. Se casó muy joven y enamorado había encontrado al amor de su vida, la quería y adoraba, la cortejaba y siempre le llevaba un ramo de flores cada vez que podía, al cabo de un par de años el amor se le convirtió en desconfianza y mentiras, ahora el amor se había convertido en celos, no había día pensando en que su esposa lo traicionaba con alguien más, el amor se le fugo en chambres y le hizo imposible la vida a su esposa, llegó al punto de cuidarla a cada segundo, minuto y hora, los celos se volvieron tan perversos que un día la esposa estaba platicando con un vecino sobre un asalto que había pasado en la colonia, los celos le embarcaron todo el cuerpo y le nublaron la mente a tal grado que tomó un arma de fuego y de un disparo acabo con su esposa y al vecino que estaba platicando con ella, observo la escena que había hecho y puso el arma en su sien en su mente paso la frase: “los celos matan” y de un disparo acabo con los celos que tenía en la mente.
Su vida había cambiado por completo, se volvió un cristiano totalmente devoto y entregado, se había convertido después de llevar una vida un poco desenfrenada y errática, fue tanta su entrega que pasada todo el día en la iglesia, dejo su trabajo para divulgar la palabra, en su mente se había vuelto todo un devoto, vivía, leía las escrituras casi las 24 horas, dormía poco, la mente se le volvió tan devota que cada vez que realizaba una actividad que no estuviera dentro de sus cánones cristianos y en las escrituras, sentía que había traicionado a su dios y a su religión, se volvió casi un ermitaño para no salir al mundo secular y pecar cada vez que salía, muchos de los demonios que habían en el mundo exterior le martirizaron la vida, también los demonios internos que según él tenía dentro de su alma le estaban carcomiendo la vida, pensó que la única forma de quitárselos era convertirse aún más en un devoto total, dejo todo lo que tenía y siguió su convicción, se había vuelto todo un profeta pero adaptado a la actualidad, dejo todo lo que tenía y en su mente solo seguiría a su dios y a su congregación, dejo todo por completo, mientras estaba orando y meditando un día por la mente se le paso la frase: “Dios es amor”. Se vio al espejo y sintió una sensación de gordura y obesidad, según ella había perdido la figura y la líneas de su cuerpo, el narcisismo había hecho mella en su mente, hizo una cantidad de dietas para volver a estar en forma, muchas de esas dietas no le suministraban las vitaminas y minerales que su cuerpo necesitaba, llego al punto que cada comida con la que ella se alimentaba, a los pocos segundos la vomitaba, así no engordaría lo suficiente y mantendría la “figura”, poco a poco en su cuerpo los músculos le fueron disminuyendo, los huesos del mismo adquirieron un notoriedad tal que parecía un esqueleto caminando, pero en su mente a ella le parecía que estaba bien y que tenía una figura de modelo de pasarela, un día se desmayó por completo y por la mente le paso la frase: “el hambre mata”.
Trabajaba a diario muchas horas, el trabajo se había vuelto en su adicción y exceso, trabajaba casi 19 o 20 horas diarias, era su forma de sobresalir y a la vez tener los ingresos necesarios para mantener su estatus y a su familia, muchas veces hacia jornadas de 20 horas diarias, los siete días de la semana, su exceso al trabajo estaba mitigando las relaciones con su familia, pero a él le importo poco, su familia tenía todo lo que el proveía, pero él quería más y por eso trabajaba hasta el punto de quedar muchas veces dormido en el trabajo, con el correr de los días y semanas la sobredosis de trabajo le paso la factura, mientras estaba en el trabajo sintió un dolor en el pecho, el brazo izquierdo se le durmió por completo, le siguieron las ganas de vomitar, se sentó en el escritorio donde trabajaba y vio como la mente se le nublaba y se le ponía en blanco, como pudo llamo por teléfono a emergencias, se desmayó por completo, cuando despertó estaban tendido en una cama de hospital, le habían hecho una operación de corazón abierto y ahora un marca pasos controlaría su vida, entre medio dormido y despierto por los analgésicos, observó a una persona todo de blanco, el pelo lo tenía blanco también, no sabía si era el médico que le estaba hablando o era un ángel que se le había aparecido, la persona se le acercó al oído y le susurro la siguiente frase: “lo malo son los excesos”.

Texto agregado el 08-10-2013, y leído por 148 visitantes. (0 votos)


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