|  -¿Tenemos un trato?
 -Pero dígame, ¿Cuál es el truco?
 
 -Disculpe, no lo entiendo.
 
 -Es una casa hermosa y con ese precio algo debe de estar mal en ella.
 
 -De ninguna manera. La casa está en perfectas condiciones.
 
 -¿Cuál es el problema? ¿Vecinos entrometidos? ¿Está construida sobre un cementerio indio?
 
 -No, nada de eso.
 
 -...
 
 -Hay un detalle. Aquí se cometió un terrible asesinato.
 
 -¡Un asesinato!
 
 -Sí bueno, sólo uno. Realmente no fue para tanto.
 
 -Un asesinato, caramba. Eso es increíble.
 
 -Supongo que ya no estará interesado...
 
 -No, no, es fascinante. Cuénteme más.
 
 -Y bueno, ya sabe como son esas cosas. A veces los problemas matrimoniales no terminan bien.
 
 -Caray, eso explica el cadáver en el sótano.
 
 -Ah, no. Ese era el plomero. Sabe, hoy en la mañana no se sentía muy bien, y recién lo encontré así. Es que he tenido un día tan agitado que no he tenido tiempo de hablar al forense.
 
 -Sí, comprendo. El señor estaba arreglando la humedad en las paredes ¿no?
 
 -¿Esas manchas?
 
 -Sí.
 
 -No, esa es sangre, ya ve, por el problemita aquél.
 
 -Ah, es eso. ¿No nos hará alguna rebaja por eso?
 
 -Más no se puede, casi la estamos rematando, comprenda que mucha gente no firma el contrato después de saber lo que aquí pasó.
 
 -Hay muchos prejuicios.
 
 -Usted lo ha dicho. Los últimos inquilinos pidieron un rembolso únicamente porque las camas no dejaban de flotar. ¿Usted tiene niños?
 
 -Sí, una niña de cinco años.
 
 -Que bien, mire. Se va a divertir mucho. Los niños son los que más se divierten en las casas viejas, con los pasadizos, las trampas...
 
 -Me imagino.
 
 -¿Entonces?
 
 -No se hable más. Tenemos un trato.
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