Abro los ojos,  
observo a mi alrededor  
todo arde en llamas, 
con esclavos cadavéricos 
laborando sin compasión. 
A lo lejos diviso 
a una bestia deforme 
vejando  
a los esqueléticos hombres, 
aclarándoles con toda mortificación, 
su derecho 
a no tener voto ni voz. 
 
Confronte a la monstruosa aberración 
para instruirme  
sobre esta horrible habitación, 
a lo que dicha criatura protesto: 
"Soy Lucifer, 
tu amo y señor, 
bienvenido al infierno, 
Siervo Pecador". 
 
Anonadado ante tal revelación 
exiji una explicación, 
a lo que el demonio persistió: 
"Usted fue un gran Pecador". 
Impresionado 
ante aquella declaración, 
confesé ser 
un evangélico de corazón, 
fiel seguidor de mi Pastor. 
Irritado por aquella manifestación 
Luzbel la boca me golpeo, 
para burlarse 
de mi aclaración: 
"¡Tù!, seguidor de tu pastor. 
¿Quien es tu Pastor?. 
Un Señor, 
que te infundía rencor 
por los seres ajenos 
a tu religión. 
Un Señor,  
que te enseñaba 
a educar a tus hijos, 
golpeándolos sin compasión. 
Un Señor, 
que rechazaba a los pecadores, 
y él a escondidas 
cometía los mismo errores. 
Y Tù, su fiel seguidor, 
en las calles eres un gran predicador, 
(Sonrió con toda maldad y prosiguió a continuar) 
cantando mil barbaridades 
que nadie desea escuchar; 
calificando de paganos y mundanos, 
a quien se niegue 
a estrecharte la mano." 
 
Luego de su extenso discurso, 
trate de aclarar mi disgusto, 
Satanás me negó dialogar, 
con un golpe en la entrepiernas 
me ordeno a trabajar con los demás, 
pero antes de partir, 
me aclaro una cosa mas: 
"El cielo es para los arrepentidos, 
y para los finados 
recién nacidos"  |