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Capitulo 3: la celda



El mochilero no recordaba bien los sucesos de la noche anterior en el restaurante de comida rapida, solo recuerda algo de su enfrentemiento contra el hombre en harapos y la sangre negra que fluia de sus heridas, las cuales mancharon los pantalones de Cliff (y era lo suficientemente viscoso como para manchar una prenda negra, el cual era el caso de su camisa) y recuerda haber visto unos destellos brillantes que salian del hombre ahora muerto, seguido de un fuerte dolor en la cabeza debido a un macanazo de uno de los policias que lo arrastraron fuera del establecimiento; ahora miraba alrrededor suyo y ya no poseia su cuchillo de caza ni su billetera que se encontraba anteriormente en su bolsillo posterior derecho, y se encontraba en una habitacion cerrada por 3 muros y una serie de barrotes de acero algo viejo pero tan resistente como lo estaria un acero nuevo, las paredes de la celda de retencion de la estacion de policia del pueblo estaban pintadas de un color triste verdoso y no entraba luz en las inmediaciones, al lado suyo se encontraba otro hombre; era de tez muy blanca (mas blanca que la del mochilero y mucho mas que cualquier habitante nativo de la region) y estaba vestido con una camisa roja con un numero 9 estampado en el centro y otros simbolos encima que denotaban que la camisa podria ser la replica del uniforme de futbol de su equipo preferido tal vez, con un par de jeans negros y unos tenis converse blancos algo descuidados en costura pero virtualmente limpios, tenia cabello negro y ojos azules, su contextura parecia algo delgada, pero al parecer en algun tiempo fue gruesa y un dia decidiera aguantar hambre, con una voz madura y ronca el tipo que estaba al otro lado de la celda corto el silencio.

-Saliste de noche, cierto?

El asunto de la advertencia nocturna se estaba convirtiendo en un rayon en su cabeza, al parecer ignorar esa pequeña regla muy bien podria estar acabando con su vida en estos momentos, en ningun momento de su vida, cometer una falta habia sido tan importante y tan impactante como lo era ahora, con el dolor de cabeza disminuyendo, el mochilero decidio responder.

-Nunca pense que salir por la noche a comer me meteria en la carcel.

-Eso le pasa al que se mete con la billetera del pueblo amigo mio.

Cliff hizo un gesto, casi una mueca reflejando toda la confusion que sentia en ese momento.

-Como asi que la billetera, pero si yo no le robe a nadie.

-Claro que si, solo que no sabes que fue lo que hiciste.

-Desde cuando ir al restaurante es un atraco?

-Seguramente le hiciste daño al "benefactor"

-Quien carajos es el benefactor?

En ese entonces el mochilero recordaba mejor la situacion en el establecimiento, El tipo uniformado que le fue dada una muerte tan sangrienta como fria por el calibre .45 de un revolver winchester que le perforo el cerebro en un cilindro hueco, y el tipo vestido en harapos que no dejaba ver ni un solo rastro de piel de su aparente cuerpo.

-Esa cosa era un millonario loco o que?

-No esta loco, ese termino solo se aplica en personas, el benefactor es mas un ente que otra cosa.

-Al parecer vos sos el loco, que ente ni que ocho cuartos.

-Vos viste la sangre negra cierto? El destello amarillo, el destello era oro.

La cara del tipo enfrente de Cliff estaba completamente seria, se necesitaria años de experticia en teatro o alguien que estuviera loco de remate al borde el suicidio permanente para demostrar tal seriedad en caso de que lo que estuviera diciendo no fuera mas que un disparate continuo que salia de su boca.

-Bien, antes de que nos ejecuten te contare lo que se; por cierto mi nombre es Alfonso, el benefactor es una criatura unica de esta ciudad, y solo sale cuando no hay luz de sol en la ciudad, es ese el motivo por el cual nadie esta en la calle de noche, no estoy seguro de si es un humano con cancer de sangre terminal o un demonio, pero cuando va caminando por la ciudad, deja gramos de oro por donde va caminando, como si "emanara" de el, pero si se encuentra con personas en la calle, las mata indiscriminadamente para devorarlas luego de algun par de minutos despues de cerciorarse de que no haya nadie mas alrrededor; y ese es el motivo por el cual nadie sale a la calle despues de las 5 de la tarde, y a esa hora cierran los locales comerciales, mala suerte para ti compañero de celda.

Cliff ahora tenia muy en mente lo que le decia la mujer que atendia el restaurante, que su familia tenia necesidades y por eso abria hasta tarde.

-Y la tipa esa del restaurante, la conoces?

-Marta? Esa perra avariciosa fue la que te metio en este lugar -dijo antes de escupir el suelo fuera de la celda para aclarar su voz- La maldita se arriesga a dejar su local abierto para que el benefactor se acerque a su local y deje su oro en la puerta, nadie en su sana mente deja su establecimiento funcionando como ella lo hace, pero ella se arriesga de todos modos por algo de oro extra para ella; pues todo el oro va para la alcaldia municipal; pero ahora que el benefactor ya no esta; de seguro que no demoran en arrojarla a esta celda con nosotros, cuando la traigan aqui la hare pagar por meterme en este maldito agujero a la hija de puta.

En ese entonces la conversacion fue interrumpida por un ruido de una mujer joven, al parecer fue traida hasta alli a la fuerza y gritaba por auxilio, el tipo de la remera roja exclamo.

-Ahi llego.

Pero los gritos no pararon con su llegada; despues de eso se escucho un golpe fuerte al otro lado donde seguramente habria otra celda improvisada como en la que estaban ellos, e interrumpia una voz de hombre alco seca pero autoritaria de la cual se alcanzaba a escuchar.

-Te advertimos que dejaras de ser una perra codiciosa por poner al benefactor en riesgo.

La mujer empezo a gritar y a llorar pidiendo clemencia, como pidiendo que la dejaran vivir, pero no paso un par de segundos antes de que sus gritos y gemidos de clamor provenientes de su bajo pero aun latente instinto de supervivencia fueron silenciados por 4 disparos de un revolver colt .357, unos segundos despues la voz autoritaria ordeno con una voz mas preocupada por lo que le iria a pasar al pueblo sin su benefactor en vez de la mujer que ahora yacia muerta probablemente frente a el o frente a uno de sus oficiales.

-Llevenla a los botes de basura, el alcalde estara complacido de ver a la maldita muerta en el relleno sanitario.

Un sudor frio corria por la cara de Cliff, desde la base de su frente hasta su barbilla sentia como su vida estaba propensa a desaparecer tan facilmente a manos de un comandante de policia al cual le importaba mas el oro que la vida de sus ciudadanos, se vio morir bajo el sonido de ese revolver una y otra y otra vez en su imaginacion antes de que fuera interrumpido por la voz de alfonso que lo miraba con una mirada totalmente despreocupada, como si esto fuera una pelicula en vez de la vida cruel y real.

-De que te preocupas? Igual no demoraran en ejecutarnos a los dos en un par de minutos.

-Por que nos van a ejecutar? Esto te parece gracioso? Hijo de perra! -El mochilero se encontraba profundamente nervioso al borde de la locura-

-Los dos vimos al benefactor, yo pude huir por la ventana del restaurante de la maldita de Marta, que Dios no la tenga en su gloria y vos no solo escapaste, le diste muerte; me sorprende que aun no te hallan impalado con plomo de revolver.

Como si esas palabras fueran dignas de un experimentado invocador de un cuento de hadas, el comandante de la estacion de policia entro a la habitacion donde se encontraba la celda donde se encontraban Alfonso y Cliff, esperando seguramente una muerte rapida, pero nada limpia; el comandante de policia tenia la cara cubierta con una capucha como los agentes federales que se enmascaran para proteger sus identidades de los narcotraficantes mas peligrosos del continento y la capucha solo revelaba unos ojos verdes, la poca piel que se le veia venia de sus manos, tenia un uniforme verde mas de ejercito que de policia y la parte del abdomen tenia unas salpicaduras rojas que contrastaban con el camuflado, sostenia un revolver colt .357 en la mano derecha y una llave en la mano izquierda, se situo frente a sus dos prisioneros, observandolos como si fueran un par de cerdos gordos lo cuales tenian ya cerca su 31 de Diciembre, pronuncio un par de palabras antes de alzar su revolver contra los dos.

-Debieron haber hecho caso a la advertencia de los lugareños, asi hubieran podido conservar sus vidas, nada personal.

Tal vez esta era la hora donde Cliff y su compañero de celda debian morir, a manos de un oficial a sangre fria dentro de su celda; pero entonces la tierra empezo a sacudirse, habia una falla geografica cerca de la ciudad y ahora el suelo se estremecio de manera apocaliptica y caotica de tal manera que el oficial se derrumbo junto con la pared que daba a uno de los dos lados del enrrejado; El muro atrapo a Alfonso y al oficial, Cliff al estar al otro lado no fue victima de los escombros pero ahora el corto terremoto habia cesado; las barras de acero estaban dobladas y la pared derrumbada de la celda ahora mostraba una abertura que daba a la calle. esta era la oportunidad del mochilero para que emprendiera su escape; siempre y cuando volviera en si de su repentino mareo debido a que el mundo se movio bajo sus pies en diferentes direcciones una y otra vez; le tomo un par de minutos recobrar el sentido de la orientacion espacial cuando un golpeteo en la puerta de la habitacion lo saco de su pequeño trance que gritaba:

-Comandante! Comandante!

Si Cliff se quedaba mucho tiempo ahi, estaria tan muerto como si el comandante le hubiera desparramado su materia gris contra la pared de esa celda, pero su instinto de supervivencia, ahora tan despierto y tan agudo como nunca antes le ordeno escapar de la celda donde se encontraba, y era ahora muy facil ya que sin muro, solo era salir a la calle; ahora emprenderia la carrera de su vida.

Cliff solo tuvo que mover un par de adobes fuera de su camino para salir de la celda y a la calle posterior, para su horror, el comandante aun mostraba señales de vida, y se quitaba escombros de encima mientras recuperaba el conocimiento; de un salto Cliff salio de la estacion de policia hacia la calle, y emprendio su carrera hacia el parqueadero donde habia aparcado su motocicleta BMW, y tambien esperaba que su motocicleta no se encontrara aplastada por un muro provocado por el terremoto, corrio a todo pulmon sin importarle la condicion actual de su estado fisico; las casas alrrededor de el se encontraban en un estado de increible deterioro, casi se podia ver dentro de las casas y con aun mas suerte para el mochilero, se encontraba en la carretera principal donde habia llegado al pueblo, ahora seria facil dar con la direccion del hospedaje donde se encontraba la motocicleta, pero debia ser muy rapido ahora; las personas aledañas se preocupaban por el estado de sus casas, pero detras de el se encontraban agentes de policia dispuestos a disparar contra la humanidad de Cliff, o con lo que quedara de ella despues de esa carrera mortal. Sus pies se sobre-esforzaban cubiertos por sus botas negras sobre el asfalto, corriendo sin importarle que tal vez no pudiera caminar en un mes despues de eso, sus pulmones a todo dar circulaban aire y dioxido de carbono a un ritmo alarmante y casi imposible a comparacion del mayor ritmo que antes habian tenido habitando ese cuerpo, sus oidos que escuchaban los disparos que venian de atras, no lo lastimaron de gravedad, pero una bala le rozo el hombro derecho y otra bala de una postila automatica calibre 9 mm le atraveso el brazo izquierdo de lado a lado con un cilindro casi perfecto que no tuvo contacto con el hueso, pero si le provocaba un dolor de puta madre; pero la mente de Cliff solo se enfoco en encontrar el aparcadero del hospedaje atendido por German. Y ahora llegaba a el, el aparcadero tenia sus muros laterales destrozados en escombros, pero la puerta era accesible, entro y encontro su motociclera cubierta de polvo de ladrillo y saco la llave de su motocicleta que afortunadamente no habia sido confiscada. Su billetera ahora no importaba, haria cancelar su tarjeta de credito en la capital que no estaria muy lejos y le daria reemplazo a su DNI, nada de eso importaba ahora, solo queria escapar; dio marcha como pudo con su brazo herido a la motocicleta y salio del aparcadero, y se dirigio a la salida de ese pueblo abandonado de Dios, haria lo que fuera necesario para salir con vida de ahi, dejo su chaqueta y su casco en la habitacion 201 del hospedaje, pero solo su vida importaba mas que cual posesion que se quedara en ese maldito lugar.

Texto agregado el 20-11-2013, y leído por 76 visitantes. (0 votos)


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