Os he contado de Arnaldo su gran y completo presente
Pero hay historias del pasado, que no obstante al removerse
Puede producir dolor, y ganas de esconderse
Pero, hoy las recordaremos como algo intrascendente

Era Arnaldo regordete y le gustaba una chica,
Olía a flores silvestres y tenía un perrito salchicha
En el colegio jugaba con sus amigas a la anorexia
Con sus barbies de terciopelo entre las monjitas convexas

Singular operación comenzó entonces nuestro héroe
Pues nada sabía de su amor excepto sus gustos corrientes
Decidió entonces adquirir una bella muñeca de juegos
Para acercarse a ella son sabiduría de mochuelo

Barbie fiesta pijama, compró el sabio Arnaldo en la tienda
Y las escondió debajo su cama para que nadie pudiera verla
No se decidía a abrirla y llevarla hasta su princesa
Y se imaginaba jugando con ella y disfrutando su belleza

Su madre perseguidora, y poco creyente en su hijo
Barriendo la cama encontró, la muñeca como un prodigio
Pensó que su hijo era gay y no podía aceptarlo
Devolvió su pasaje al edén y le compró un reluciente rancho

Arnaldo entre sollozos, en su pequeño wc
Se percató la pérdida regida, por ya sabes quién
Jamás aceptó los caballos ni el simpático cowboy
Y cada día renegando: ¡al colegio no quiero ir hoy!

Allí le esperaba su ángel, con mirada de cristal
Y el abismo entre su hada le parecía abismal
Su endereza era de goma, y había renunciado
Pues le daba mucha selma, ser por ella rechazado

Y tras su año de amor platónico, comenzó un curso nuevo
Y su amor ya no estaba, se perdió en lo longevo
A sus compañeras preguntó y con amabilidad le dijeron
Que la chica se marchó a vivir al extranjero

Tristes noches las de Arnaldo, que abrazaba su cojín
Pues sentía su corazón despedazado en mil
Y obligaba a las estrellas a decirle su paraje
Pensando en algún día visitarla con coraje