Te he visto dormir a mi lado, 
lenta, como un cuerpo débil 
en curso de curación, 
la noche dominaba al día 
y mi sueño se aletargaba. 
 
Me sucede a menudo 
desde que estamos juntos 
son minutos de observar, 
tu rostro, respiración. 
 
Me entiendo vivo 
por la suma de tus vidas. 
 
Tomó el libro que leo, 
vuelvo hacia ti, 
siento el mismo aliento 
del día que conocí tu nombre, 
igual certeza de amor, 
igual premura por amarte, 
similar dolor en el pecho. 
 
Mi amor se ha hecho adulto, 
mis horas son más tuyas, 
más propias las mías, 
mi hogar es tuyo, 
tu rostro el mío. 
 
Sobre tu frente instalo 
las flores que siembro, 
los pétalos que recorto. 
 
Para mí, eres el amor de siempre, 
el amor que nace del río alto, 
que se posa en tu rostro, 
ahora que miro tus ojos en los míos. 
 
 
 
 
 
 
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