Amiga, ¿Quieres que charlemos como antes?
para recordar esos momentos fugaces,
donde ambas sonreíamos sin cesar.

Yo sé que conoces lo que esconde mi sonrisa,
aquellas penas que prometí que olvidaría,
y que actualmente no he podido superar.

Yo se que tantas veces me advertiste,
y soy consciente de los consejos que me diste,
pero aún así salté al abismo sin preguntar.

Y es que no puedo, no he podido olvidarlo.
Si cuando lo logro, él me vuelve a sonreír.
Y es que no puedo, no he podido alejarlo.
Si estando tan lejos, sigue tan cerca de mi.

Pero Amiga, hoy vuelvo a ti de rodillas,
buscando tu consuelo y nada más.
Bien sé que estás molesta y por ello no me miras,
no quieres ver las lágrimas que pude evitar.

Pero esperaré paciente los minutos y los días,
no me dejaré llevar más por la angustiada prisa.
Y otro día regresaré sonriente,
para avisarte que lo olvidé finalmente.