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-¿Cómo?_gritó Morán.
_¡Conjuros!_le repitió Sucre, en voz baja y grave.
_¡Anda a cagar!_y procedió a peinarse el bigote, con un peine pequeño que llevaba en el bolsillo de su camisa ,para éstas ocasiones en las que los nervios le jugaban una mala pasada.Su fama de hombre rudo, de buen corazón, pero de temer enojado, no se condecía en ese momento con su estado de ansiedad e inquietud.
_En serio…son conjuros antiguos, claro que no son peligrosos…jamás podrían ser peligrosos ,pero tampoco está de sobra, lo tuyo con “la manteca” está que arde…
Morán siguió con el ritual y tras un largo suspiro miró fijo a Sucre y le dijo;
_Debo confesar ,que fue la primera mujer que me movió el piso…_ojeó el techo se miró las manos y como si hubiera encontrado ,el escape al fin _...y a vos que bosta te picó? ¡Vengo a verlos ,porque son mis amigos, y para que me ayuden…bastante tengo con lo mío ,para que me vengan con esa mierda!
En todo éste rato, Fernando, no había emitido sonido y solo cuando se dirigió a Morán, para convencerlo de que podía haber alguna posibilidad para recuperar a la manteca, éste no había reparado en él.
La casa era de Sucre pero vivía en ella todo aquel que no encajara con el resto del mundo.Es decir ,era frecuentada por un par de docenas de exquisitos y extravagantes personajes ,fruto de una generación que despertaba a situaciones poco usuales, en definitiva ,la incipiente democracia aún no estaba madura y ese era el lugar donde encontrar lo inencontrable.Asi que por esos días Morán no encontró mejor lugar ,para buscar respuestas a su tambaleante relación con “la manteca”,mujer nacida en un cuerpo de hombre ,con la cual había compartido sus últimos veinte años de vida.Los había estado visitando los últimos ocho días ,a cada rato ,por lo que Sucre y Fernando ya no lo soportaban.La madrugada anterior Morán había llorado ,hasta que con la salida del sol, decidió suicidarse y volvió a los cuarenta minutos ,dispuesto a pelear con sus amigos ,porque no le habían frustrado la intentona.Así de complicada estaba la situación ,y solo la resignación y la certeza de que “la manteca “siempre lo absolvía consolaban al dúo de amigos ,Tampoco tenían medios ,excepto el brutal y directo rechazo,mas que esperar y soportar.
Pasaron dos cortos días hasta que una noche la puerta retumbó y Sucre tuvo que pisarle un brazo a su amigo en la corrida desesperada para intentar saber que sucedía.Era Morán.A Sucre se le paralizó por décimas de segundo el corazón.Morán cantaba y gesticulaba de manera agresiva y con una damajuana de vino de cinco litros colgando de su mano derecha finalmente se despachó:
_¡Vamos a ver esos conjuros carajo!—si bien no era una situación agradable la posibilidad de poder espantar a Morán de tamaña rutina hizo que el buen humor y la predisposición aflorara en los amigos e invitaron a pasar al desdichado.A ésta altura del relato es bueno esclarecerle al lector que la maniobra de los amigos para lograr que Morán los liberara un tiempo del cariño confesa torio que les tenía era,en principio, atacar su lado mas débil.A Morán lo aterraba todo lo esotérico o que tuviera relación con cosas que no era el boxeo, el vino, los barcos y “la manteca”,y cuando Morán desapareció un par de días dieron por exitoso el plan.Muy por el contrario le interesó la propuesta y en su desesperado intento por recuperar a su amor había anestesiado sus miedos con vino y decidido echarle mano a tan extraños métodos.En fin,se sentía conservador pero no cerrado.
_Primero que nada debemos preparar un litro de grappa con limón y llevar tres plumas de gallina que haya muerto violentamente(como si la mayoría muriera de muerte natural, pero Morán no reparaba en éstos detalles)un rollo de papel higiénico y tras hojas de papel de almacén—declamaba Fernando mientras el paciente bebía y observaba serio .Fue entonces ya entrada la madrugada que se encaminaron a la costa y con la playa vacía y una luna llena que alumbraba claramente a los tres caminaron ida y vuelta cubriendo varios cientos de metros de arena mientras a dúo recitaban versos(escritos por ellos mismos y con el fin de hacer sentir al destinatario que eran como echos para él)y en cada descanso meditaban unos minutos y cruzaban sus piernas en posición de Buda para hacer mas interesante la cosa.Contrariamente a los que esperaban Morán se sentía cada vez mas entusiasmado.Antes que amaneciera decidieron dar por terminado el ritual y volvieron a la casa.Ya en el dormitorio, Sucre y Fernando sentados en una de las camas de frente a Morán, sentado en la otra, apoyaron sobre la mesita la botella casi vacía y encendieron una vela, pues no pagan la luz desde hacia bastante, miraron fijo a Morán y por fin le preguntaron:
--Y Morán…estás asustado?—lejos de responder lo obvio Morán negó con la cabeza.
--Es mas muchachos mañana vengo y le damos otra sesionsita, no?—y les guiño un ojo.
Sucre y Fernando se desplomaron en la cama exautos y vencidos asumiendo al unísono que estarían ligados íntimamente a los vaivenes sentimentales de la pareja hasta que ellos lo quisieran y se durmieron.Morán siguió hablando sólo mientras terminaba la grappa con limón.Para cuando se percató que sus amigos estaban dormidos la vela que habían encendido y dejado irresponsablemente cerca de un adorno, un ángel de plástico barato, había comenzado a calentarlo y se derretía como un cubo de manteca al sol.Las sombras que producía la llama le dio el toque dramático y Morán, pálido y casi al borde del desmayo salió corriendo. Nunca pudieron dilucidar el misterio del porque su amigo nunca mas regresó, es mas en la vida les dirigió la palabra siquiera.


Texto agregado el 19-01-2014, y leído por 239 visitantes. (2 votos)


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