Muy grande es su presencia,
el todopoderoso,
siento el fuego de su poder
ardiendo en mí.

Se me engrifan los pelos
de mis brazos y mis pies,
pienso como si no existiera
en la existencia del ser,
mi ser se adormece al Creador.

Me siento flotar,
no piso en tierra,
vuelo a lo más alto junto con El
como si fuera un espíritu.

Me concentro, la mente esta en Dios,
hablo de las cosas maravillosas
que haces en mí,
me escucha y atiende a mis súplicas.

Sopla en todo el cuerpo mío,
cuerpo entregado en El,
me acoge en sus manos,
manos poderosas de Dios.

Al contemplarlo vibra mi alma
angustiada, y renazco de nuevo,
limpia la vida desordenada,
su casa es mi corazón puro.