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Inicio / Cuenteros Locales / Alejandro-Granada / el asesino de la ciudad

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Cierta vez hubo un caso muy singular en la ciudad. Un asesino. Yo no podría contarles la historia con mis palabras, por eso es que transcribiré algo que él tenía en un cuaderno en un escritorio cercano a los cuerpos de sus víctimas:

"¡Ja! Nunca -pero lo que es NUNCA- me había sentido TAN vivo. Maté un tipo en la calle. Lo hice solo con mis puños. Fue lo mejor que he hecho en mi vida. Quizás vuelva a hacerlo. ¿Qué mierda digo? volveré a hacerlo Su cuerpo ahora está tirado en el centro sin nadie cerca para recogerlo..."

Hay un intervalo de páginas en blanco.

"Lo volví a hacer y me siento genial. Sentir sus gritos me excitó tanto que no pude evitar abusar del cuerpo de aquella inocente muchacha. No era linda, sino que la excitación de oírla gritar para que parara de golpearla fue tal que... simplemente no reaccioné. O al menos no como pensaba que iba a reaccionar..."

Con esto se refirió al caso de la señora C. quien fue brutalmente asesinada y violada. El cadáver mostraba haber recibido fuertes golpes con un martillo y tenía marcas de uñas en la espalda y tórax, además de la práctica ausencia de huesos faciales. Los indicios indican que ella estaba viva cuando se los rompieron.

"Oh, cuaderno, aquí estás. Han pasado ya tres meses y me comienzo a sentir cada vez menos vivo cuando mato gente. Pero no puedo dejarlo. Es como una droga para mí. Siento que no puedo evitar las ganas de sentir el placer de matar a alguien. No importa que cada vez sea menos.
[El resto de la página está en blanco]
Ayer intenté torturando una mujer a ver qué pasaba. No, no hay caso… creo que me estoy volviendo humano"
En este caso se refiere a una muchacha que hasta hoy sigue viva. Tenía graves contusiones en las extremidades y quemaduras de cigarro por todo el cuerpo. Era una chica joven de la ciudad, necesitaba algo de dinero para volver a su casa y se produjo un encuentro con el asesino. Los rastros indican que, tras aplicar electricidad en los genitales de la víctima, dejó caer cera de vela en sus ojos. No conforme con eso, el asesino la atacó con una delgada barra de hierro en la espalda para luego rasgar sus intercostales horizontalmente con un cuchillo. Todo esto con la víctima suspendida a través de cuerdas. No obstante, la mantuvo viva a propósito haciéndole curaciones y midiendo cada uno de sus agresiones.

"Lo de la muchacha ni siquiera pudo subirme el ánimo. Es más, al terminar sentí algo de… asco. Siento que ya soy demasiado humano para esto. Podría retirarme, quemar la casa e irme del pueblo. Comenzar una nueva vida… suena bonito, pero creo que siendo tan sensible por dentro como lo estoy ahora, tarde o temprano me terminaría por ir a la policía y entregarme a la justicia. A pesar de todo, siento que no puedo olvidar lo que pasó. Esa repulsión. Creo que jamás podría volver a matar. Pero... si lo veo desde otro lado... quizás pueda matar una última persona. Quizás eso sea una buena despedida. Esta será la última vez que escriba en este cuaderno.

[Hay una enorme mancha de sangre en la parte inferior de la hoja]"

Se presume que el asesino se suicidó enterrándose un cuchillo en el cuello. Algo de la sangre saltó al cuaderno, originando la mancha. Fue hallado al mes después en su sótano. Estaba perfectamente arreglado para que el sonido no saliera de allí. El olor era terrible. Había una ampolleta colgando del techo y múltiples objetos manchados con sangre en el suelo.

Texto agregado el 02-02-2014, y leído por 130 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
03-02-2014 Posees gran imaginación para crear "ese monstruo de protagonista". La literatura es así. Hay de todo. Audina
02-02-2014 A pesar del horror y la locura del personaje, tu narraciones atrapante carmen-valdes
 
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