There's so much noise. Children play and shout. The cars run by the side of the street and a bad played guitar fills the holes with insecure chords. A voice, an almost unheard and utmost young voice sings in the background.

It seems like life to me. It sounds like life to me.

Yet again, what extremely simple concept is life so that we petit human beings can tell how it sounds like?


Estoy empezando a perder mi voz, creo. No mi voz de hablar, no. Esa voz pequeña y miserable, curiosa e indetectable que compone mi misma alma no creo se pierda jamás. Me Refiero a mi voz para cantar. Cada vez subo menos y me cuesta más. Cada vez mi garganta se cansa más rápido y mis pliegues vocales se tornan rasposos y con ellos se va el sonido y la pureza. Creo que el mundo empieza a perder un poco su color cada vez que trato de cantar y a la quinta canción mi boca se rinde. Un eterno espectro de grises encerrado en la máxima alegría de mi vida.

Y ¿sabes? Creo que junto con mi voz he empezado a perder mi camino. No de la forma encendida, alocada e irracional de los años pasados sino de una forma calmada, silenciosa, solitaria y algo resignada. Me levanto cada mañana, en este mismo cuarto, en esta misma casa que no he dejado en dos semanas, y miro por la ventana. Y veo la gama de verdes de los montes al otro lado de la calle y cada vez parecen menos los colores vivos y más el reflejo-color del cielo eterno de esta ciudad de nieblas lo que veo.

Luego me doy la vuelta y me siento sobre mi cama, en esta habitación que huele a semen, sudor y lágrimas y ya. Eso es todo. Pasa el día, mi vida es una pantalla y una ventana, cada una tan ambigua como la otra, cada una espejo- reflejo exacto de la otra. ¿Cuál es el punto, querido? ¿Acaso crees que tu vida podría llegar a ser relevante en algún sentido? Esto me pregunto, así me acoso. ¿Cuál es el punto, de nuevo?


El punto está en el comienzo, lo cual es irónico si alguna vez lo entienden. Tanto el punto, destino, sentido de mi vida como de este escrito.

Necesito un chorro de tequila. Necesito un corte en los brazos. Necesito un beso en los labios, un abrazo y la certeza de que en algún lugar en el gigantesco árbol que es el tiempo hubo alguna vez razón suficiente para que yo exista.



Miro por la ventana y lo único que veo es el reflejo exacto del cielo eterno de esta ciudad de nieblas y montes grises.