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¿LOS GNOMOS Y LAS HADAS EXISTEN?
Hace algunos años escribí un cuento como tal era ficticio, salió de mi imaginación “Benjamín el gnomo”.
Pero lo que voy a plasmar al papel ahora, ya no es fantasía sino realidad.
Viví 17 años en Solymar entre plantas y flores a pocas cuadras de la playa. Fuera de sucesos extraordinarios que me sucedieron ahí (leer “El ladrón” “Magia negra” y “El perro”) no tuve contacto oficial o extraoficial con ningún elemento de la naturaleza. Sabía que existían, pero jamás los vi ni los presentí.
Un día vino a mi casa una persona que según él tenía dotes de vidente y usando sus manos como antenas me dijo que había gnomos ahí y él veía a uno sentado sobre un limonero. Agucé mi vista, pero lo único que vi fue al susodicho árbol lleno de hojas pero nada más. También me dijo que si yo cruzaba un hilo que parecía como de una araña pero no había una cerca, era de un hada.
Luego me mudé a una chacra en el campo en donde vivo actualmente y a pesar que un amigo dice ver los gnomos yo sigo sin siquiera presentirlos.
Pero si yo no los veo, ellos si me ven a mí y se aprovechan de mi ignorancia y ceguera. Me desaparecen cosas. Como soy despistada y dejo los objetos en cualquier lado menos en donde deberían estar, no pienso que una mano invisible los pueda haber sacado. Busco hasta el cansancio en los lugares más ridículos en donde sé que no podrían estar, pero por si acaso. Así desapareció un monedero y cuando me di por vencida de encontrarlo a los dos días cayo de golpe de no sé donde delante de mis pies. Lógicamente agradecí esa distinción de devolverme lo que era mío.
Cuando compré este lugar maravilloso que tenía una cabaña con muebles, había también un pequeño felpudo que ostentaba la palabra en inglés “Welcome” (bienvenido). Lo tenía en el rellano de la escalera que va hacia los dormitorios, lo sacudía cada vez que limpiaba y lo pisaba cuando ascendía. Pero nada más.
Un día Mindy una de mis perras pensó que sería mejor dormir sobre ese felpudo que sobre el piso y todas las noches se acostaba sobre él. Así pasó un tiempo, hasta que un día no sé porque causa se le antojó no tenerlo más como cama, y nuevamente quedó solitario. Luego Puppi la otra perra miró el felpudo, lo olfateó, le pareció prometedor y desde ese momento tenía nuevamente dueño.
Llegó el día de la limpieza pero el felpudo no estaba donde siempre se encontraba. Creyendo que quizás Puppi lo arrastró a otro lugar (hubiera sido algo raro en ella, porque nunca sacó algo) comenzó mi búsqueda. Hasta con una linterna me puse en campaña para ver mejor en todos los lugares. Pero nada!
Así que me dije los gnomos actuaron otra vez. Eso sucedió hace unos dos meses, cuando el invierno no estaba lejos de asomar su nariz. Así que dije en voz alta, “si necesitan el felpudo quédense con él, sino agradecería su retorno lo antes posible.” No apareció más. Está bien! Yo puedo comprar otro si lo deseo, ellos no. Claro que pueden robar todos los que quisieran, pero quizás haya entre ellos también una ética que prohíbe sacar algo de un lugar del cual se podría culpar de su desaparición a una persona. Pienso que también los gnomos envejecen, y viviendo en huecos de árboles, la humedad no favorece el reumatismo.
Pero cuando de pronto desapareció una carpeta que contenía todos los datos que había recopilado de mi computadora, me molesté. Dije que para ellos no era de utilidad, pero si para mí, y que por favor me la devolvieran. Al segundo día la encontré nuevamente en su lugar. Parece ser que necesitan dos días para estudiar lo que se llevan y luego devolverlo. Pero no solamente sacan cosas, sino también me arreglaron el cerrojo de una puerta que de pronto no cerraba más, y pensé que iba a llamar a alguien para su arreglo. Al día siguiente funcionaba nuevamente. Lamentablemente no cocinan ni cosen, eso lo tengo que hacer yo.
Con respecto a las hadas, cuando cruzo una hebra y la rompo con mi cara, que es el único lugar en el cual la siento, miro si veo una tela de araña cerca, y al no verla sé que es un saludo de ellas.
Me gustaría ver tanto los gnomos como las hadas, pero no tengo ese privilegio. Quizás en una vida anterior pude comunicarme con ellos y malgasté ese don, y ahora que me gustaría tenerlo no lo tengo. Me parece justo. Si a uno le hacen un regalo y lo deja de lado que sufra las consecuencias.
Así que si a ustedes les llega a desaparecer algo, no culpen enseguida a la mucama, pariente o vecino, averigüen si no tienen también unos gnomos que les gusta hacer bromas.

Texto agregado el 01-05-2014, y leído por 112 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
11-08-2014 Me pareció encantador tu relato, tiene un toque de magia, esperanza y ternura...Mis 5* estrella_celeste
11-08-2014 Me pareció encantador tu relato, tiene un toque de magia, esperanza y ternura...Mis 5* estrella_celeste
02-05-2014 Muy original tu cuento, me resultó ágil e interesante, espero leer más cosas tuyas. Y ahora se a quien echar las culpas de mis despistes, a los gnomos!! Suerte contamil
01-05-2014 ¡CUIDADO!.Una amiga mía,muy querida,primero se enredó con unos Gnomos y terminó viviendo con siete enanos,la promiscua ésta.Me parece excelente tu cuento.UN ABRAZO. GAFER
01-05-2014 Malditos gnomos... a mi birlaron una navajita (regalo de unos fantasmas), pero bueno, supongo que para ellos será como una espada, que por otro lado, la van a necesitar... de las hadas mejor no digo ná. Tetractys
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