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Desde dentro

Descubrió que a pesar de todo estar afuera era aún más difícil, pues varias veces al día venia aquella punzada sorda que se calmaba con un líquido dulce que impregnaba sus papilas gustativas, eran como explosiones placenteras que se instalaban por toda su boca, y aprendió que con un breve quejido que le salía con solo abrir la boca y empujar con sus endebles pulmones salía el sonido que le traía como gratificación esa pequeña recompensa que se repetía con el ejercicio, Rosario continuo con el rechazo, en aquel momento era más importante reconquistar a Miguel, aquella criatura destinada a la fatalidad poco importaba, sólo la abuela se seguía esforzando por retenerlo en este mundo, algunas décadas después Rosario le repetía tequieros huecos tratando de cicatrizar las heridas profundas que le causo al desgraciado infante desde el vientre (desde dentro) pero era demasiado tarde, el daño ya estaba hecho, y en lugar de heridas a José se le habían formado surcos añejos y duros que eran imposibles de arreglar con esos débiles y falsos intentos. Los días eran tolerables entre las botellas de agua caliente, la recompensa deliciosa, pero en las noches se seguían repitiendo las pesadillas del vientre, unos seres extraños venían de agujeros viejos y lo molestaban hasta el borde de la locura, el problema no era que salieran de sus escondites, sino que intentaran subir a la cama, cada hora despertaba producto del laberinto de sueños que lo torturaba hasta la medula, llego a odiar las noches, la abuela preocupada le ponía mil y un menjurjes pensando que quizá tendría cólicos o mal de ojo, o tal vez sólo se estuviera despidiendo del mundo, así transcurrió un mes, más con el rechazo evidente de Rosario, quien se justificaba diciendo que se le había ido la leche, en realidad la indiferencia crónica se le había anidado en el alma y para rematar estaba enfocada en recuperar a Miguel a cualquier costo, incluso violando la cuarentena, aquel seguía con las aventuras de las mujeres baratas de las cervecerías que abundaban en el pueblo, había descubierto ese mundo variado que tenía su encanto, además con su afición al canto conquistaba a las meretrices de los amores furtivos, y por fin encontró el premio a su búsqueda, una gonorrea gonocócica que solo pudo curar con mil inyecciones de antibiótico, en pueblo pequeño infierno grande, Don Cándido se enteró de la trastada y nuevamente lo regañó, Miguel le grito que él no tenía ninguna autoridad moral para reprenderlo pues todos sabían que el viejo era coqueto por naturaleza, Don Cándido acepto y le hecho en la cara que si bien era cierta su afición por las mujeres, él no se metía con putas, aquella discusión dio al traste y Don Cándido aprovecho las influencias que tenía en la región y exilio a Miguel a un municipio cercano donde le encontró un empleo de policía municipal, Miguel regreso muy pronto pues en la primera balacera salió corriendo, Don Cándido sentencio, -al trabajo y a los trancazos, no cualquiera.
José no se percató del rechazo, hasta mucho después, nunca supo de la cercanía materna para alimentarlo eso le creo una melancolía crónica en sus ojillos sonrientes y también se le metió una nostalgia añeja en su alma que nunca pudo curar.
¡Feliz fin de semana! Mi correo es gueguenses75@hotmail.com

Texto agregado el 23-05-2014, y leído por 90 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
21-06-2014 Se entreteje la historia al parecer tan distintos pero en el fondo tan parecidos en su condición humana. Te sigo. sagitarion
23-05-2014 muy bueno******* yosoyasi2
 
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