| Siento  al mundo girar, miro a la vida que se va,
 y yo a la distancia.
 Veo al triste  llorar, a los hermanos reñir e insultarse,
 a la pareja  de enamorados disgustarse, al hijo gritar y abandonar a sus padres,
 y yo a la distancia, sin intervenir o protestar; sólo observo, sólo escucho, no digo nada.
 Me tortura ver las cruentas guerras entre los llamados humanos,
 me duele ver a  los heridos que se desangran ante mis ojos,
 y  que levantan las manos desgarradas suplicando ayuda y gritando de dolor, pero yo no acudo al llamado,
 tanta maldad me hace Permanecer inmóvil y temblando de miedo, invariablemente  a la distancia.
 Siento el hambre, las penas y congojas de mis semejantes,
 me cala hasta los huesos la miseria moral de los gobiernos y poderosos  del mundo,
 ya pisotean, ya margina al humilde y desprotegido, y  todo ello me martiriza,  indigna y me confunde,
 y ¡rayos! yo sigo a la distancia, sin intervenir o protestar; sólo observo, sólo escucho, no digo nada.
 Me encuentro impotente, con mi cerebro aletargado, inerte y sin ganas,
 y al cual lo ha invadido el cochambre y telarañas,
 por lo que estoy estático y mudo,
 con la mirada perdida en el horizonte y  hacia un punto sin sentido,
 …y acurrucado sobre las ramas de un árbol viejo, cual Búho .
 Yo siempre con mucho que decir, Pero nunca digo nada, ya me lo guardo, ya  me lo callo.
 Yo siempre con muchas cosas por hacer, pero nunca hago nada,
 Y es que cuando veo triste la carita tierna de un niño, triste se pone mi espíritu,
 y si lo regañan, a mi también se me baja el ánimo,
 cuyo desvarió aniquila y conmueve todo mi ser.
 Siento al mundo girar, miro a mi propia  vida que se va,
 …y yo a la distancia.
 
 
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