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Los escalones lastimosamente conversaban en un dialogo pausado con palabras olor a madera, subimos a lo mas alto de la casa, mis pasos eran pesados, arrastraba mi andar; ella, en cambio es de un caminar ligero, sutil, sus pies son de niebla que no tocan el piso…
La luna se manifestaba en los charcos, o quizás todas las lunas de todos los charcos unían su reflejo y lo proyectaban en el cielo. Nos sentamos en el suelo y los recuerdos empezaron a rodearnos, era como si bailaran en circulo… nosotros, algunos años antes habíamos bailado así.
El cielos es una fiesta donde los astros bailan, por eso también bailamos, para que nos vean, para decirles cosas.
En el horizonte, allá donde solo hace falta brincar para subir al cielo, empezó a llover luz, y ya saben que las gotas de luz son tan rápidas como horrísonas.
Uno de los recuerdos dejo de bailotear y se sentó junto a nosotros… se convirtió en imágenes, olores, sensaciones…
Un periódico en el que pude leer: “El antiguo guerrillero durangueño Francisco Villa fue muerto ayer, a las 8:45 de la mañana, cuando llegaba a bordo de un automóvil a la ciudad de Hidalgo de Parral, chihuahua, acompañado del Coronel Miguel trillo, su secretario particular, quien también murió y tres hombres más de su escolta”.
Después vimos a un hombre vestido de manta, un sombrero de palma roído, con mirada triste, con todo el polvo de todos siglos cubriéndolo, sus manos morenas y habituadas a la tierra sostenían una carabina 30-30… su voz, o lo que quedaba de ella, decía --¿Por qué lo mataron? Porque tenían que matarlo… Porque querían matar la Revolución. Y para matar la revolución, después de asesinar a zapata tenían que matar a Villa… Sí. Lo acribillaron a balazos, violaron su tumba, le cortaron la cabeza al cadáver y la escondieron, pero se equivocaron… porque no lo mataron… no, ¿y sabe porque?... porque la Revolución no murió, por eso Villa aun vive.
El hombre se desvaneció, los restos de su imagen se confundieron con los demás recuerdos que seguían bailando.
Ella empezó a cantar, sin sonido, de su boca salían mariposas blancas, que juntas maniobraban en el aire poseía en movimiento, se movían con métrica y rima… en sus alas empecé a recordar…
Ya no estábamos donde antes, ahora en una calle hecha para colonizadores y utilizada por todos los mestizos…
El Sol comenzaba a salir para volverse a ocultar en otra nube. Dos señores, uno de sombrero y anteojos, el otro sin sombrero, sin anteojos, con periódico abierto en las paginas 48 y 84, allí donde hay una foto de un sonriente presidente, comentan sobre lo poco que ganan y lo mucho que no tiene. Más allá una niña a la que le es imposible disfrutar su nieve de limón y caminar al paso e su presurosa madre, nos mira con curiosidad, con esa mirada furtiva de los gatos que observan lo invisible, le sonreímos no podemos más que sonreír. Comenzamos a caminar, es eso o el suelo pasa arrastrándose bajo nuestros pies, nos topamos con una lagartija que habla, no digamos sola porque sola no estaba, más bien hablaba con si misma, y le pregunto la hora, a lo que responde –No, no ha muerto. Le agradecemos mientras continuamos nuestra caminata hasta llegar a la librería de don Jesús, él es un señor que llego del medio oriente hace mucho, siempre, desde que lo conocemos, lleva las manos sangrando, nos cuenta que ha participado en muchas revoluciones que ha liberado pueblos, pero sus ideales han sido confundidos, mataron con su bandera, matando por matar. Le compramos las letras suficientes para escribir una carta y le pagamos con cinco cigarrillos sin filtro, que tanto disfruta cuando escribe su biografía que él llama “El evangelio según yo”. Nos invito dos vasos de agua de luna escarchada con polvo de estrellas y brindamos por las revoluciones que no han sido y que serán.
Como ya es noche los sueños salen a pasear por toda la ciudad, nos gusta verlos siempre despistados. La semana pasada vimos como una pesadilla asesino a un sueño que fue nuestro amigo, el ministerio publico dijo que fue un crimen pasional, nosotros sabemos que no, ese sueño se levantaría en armas, organizo un desorganizado ejercito de sueños insurrectos, allá en la serranía, todos comandados por él y el general Jesús, para derrocar la dictadura de la realidad, que hace mucho tomo el poder vía golpe de estado acabando con la realidad…
Después desperté, ningún recuerdo en mitote, sólo ella durmiendo a mi lado…
No podremos levantarnos en armas, pero los sueños nos hacen libres…

Texto agregado el 28-08-2004, y leído por 392 visitantes. (0 votos)


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