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ESAS DOS PALOMAS GRISES.

Román y Gustavo eran gemelos y de madre soltera. Un ejemplo de mujer, a pesar de la enfermedad que siempre les ocultó supo valerse por sí misma y criarlos de la mejor manera, intentando darles un estudio completo. Ellos habían nacido idénticos y atendidos con la misma dedicación, pero con el transcurso del tiempo se diferenciarían…
Román, llegó a ser un muchachito muy emprendedor, estudioso y responsable. En cambio Gustavo, quien había sentido más la ausencia de un padre, apenas pudo desarrollar una endeble personalidad, la que quiso fortificar echándose fama de pendenciero entre sus compañeros de clase y mostrando ser un irreverente ante los profesores. Y hasta un desagradecido con su hermano, el que siempre salía a defenderlo cuando en algún lío se metía, o lo controlaba en el estudio con tal de terminar la secundaria juntos como habían prometido a esa anhelosa madre. .
Madre que siempre estuvo entre los dos invitándolos a convivir en armonía. En una sincera confraternidad, enseñanza que era lo más preciado que quería dejarles, se los confesó claramente con pausadas palabras desde su lecho de muerte… … Abrupta e inesperada, que por igual les dolió a los dos. Ausencia que de un día para otro los llevó a vivir en un pequeño departamento de edificio, donde nadie más mediaría entre ellos.
Solo una parejita de palomas, una blanca y la otra gris que comenzaron a frecuentar la ventana de aquel quinto piso, serían mudos testigos de lo que pasaría desde el vidrio para adentro...
Román no demoraría en sobreponerse, y con un título bajo el brazo enseguida consiguió un empleo de oficina. Se hizo cargo de todos los gastos de la casa y comenzó a prepararse para los exámenes de ingreso a la facultad. . Lo de Gustavo, fue cosa aparte, con esta nueva desgracia se desintegró si es que alguna vez estuvo entero, y fácilmente una depresión lo llevó a un abandono total. Renunció al colegio y se encerró en su casa. Dejaba que los días transcurrieran vanamente. Comía cuando su hermano volvía con qué, veía la televisión sin mirar nada, pensaba o no pensaba tirado en la cama, y se dormía a cualquier hora cuando un sueño le ganaba. . Acá podríamos decir que a pesar de esta voluptuosa desidia, esas palomas que lo visitaban a diario supieron cómo conquistar su atención. Sus alborotados ir y venir a cada rato lo mantenía expectante, y su mayor regocijo era verlas levantar el vuelo a la propuesta suya de dos golpecitos sobre el vidrio de la ventana. Le inspiraban una sensación de libertad inmediata. De tal modo que un buen día sorprendió a su hermano diciéndole:
-¡Cómo me gustaría ser como esas!..Poder alejarme enseguida cuando me molestan…Con un simple toc- toc , volar y volar hasta donde me sienta como en el cielo!.. . A Román estas palabras le sonaron muy preocupantes, quedaba claro que su hermano no estaba pensando razonablemente. Y desde ese momento temió que en su ausencia cometiera alguna locura; que obsesionado por volar como una paloma de alguna manera lo intentara.
Entonces decidió tomar rápidos y drásticos recaudos. Sin poder decirle porqué, como si se tratara de una simple rutina, antes de salir a su trabajo bajaba la persiana de la ventana y la aseguraba con un candado. Con esto creyó quedarse tranquilo, más cuando notó un faltante de dinero comprendió que no había hecho otra cosa que agravar el problema. Para Román su hermano había comenzado a consumir drogas, a ser un adicto anónimo encerrado en casa. Para Gustavo su hermano lo estaba castigando por haber abandonado la escuela y quedarse en casa cuidando a dos estúpidas palomas… … A Román poco le importaba no verlas, pero cuando Gustavo intuyó que una de ellas podría estar enferma, ya que no escuchaba ningún aleteo golpeando a un lado de la persiana, se animó a pedirle la llave. Román tomó esto como una artimaña para salirse con la suya y se la negó. Por suerte, ese día Gustavo estaba para tragase toda la rabia sin explotar. Pero en el día siguiente no pudo. Solo, y preso de un desborde histérico se la tomó a golpes de puñetazos contra esa persiana clausurada. Sangrando de la mano y del brazo derecho comenzó a los gritos desaforados, insultó y maldijo a su hermano que estaría por ahí, y a sus padres que andarían por allá… . Alarmados los vecinos avisaron a Román, y al portero para que abriera la puerta. Un médico del edificio le dio un sedante y más tarde entre todos decidieron su internación. Esa noche Román no pudo dormir. Ahora cada uno tenía su cuarto, así que buscó dónde su hermano pudo haber escondido la droga. Infructuosamente, a cambio encontró una caja con alimento para aves, medicación y un tratado completo sobre cría de palomas… Ahí estaba la plata gastada, y en ese momento se preguntó si aún esas estarían por allí. Esperó la mañana y liberó la persiana, la levantó lentamente y las encontró. En el lugar de siempre, y sin preguntarse porqué repitió lo que hacía Gustavo, eso de golpear los nudillos contra el vidrio. Al momento, la blanca levantó vuelo airosa, en cambio la gris respondió con un débil intento y se quedó echada donde estuvo anidando últimamente, sobre sus excrementos. Su hermano tenía razón, una estaba sobreviviendo con un ala partida, la derecha. . Un remordimiento se apoderó de Román y lo empujó a enmendar su error. Curaría a esa paloma como él quiso y no pudo. Corrió despaciosamente el vidrio, sacó medio cuerpo afuera, un vértigo lo tambaleó pero se tomó un respiro y ya repuesto, sigilosamente extendió un brazo hacia ella… Ella primero se recogió sobre sí misma rechazando la mano, luego se corrió hasta quedar arrinconada esperando que no la alcanzara. Finalmente esos dedos rozaron su plumaje. Lo único que harían, con un soplo de vida se expulsó de ahí, y con un medio vuelo errático, casi grotesco se dejó derrumbar. . En caída libre, libre de sostenerse, libre de liberarse. Libre en el aire libre, hasta perderse en la abismal sombra del reducido patio comunitario… . Suena el teléfono y es desde el hospital; Gustavo había encontrado una ventana abierta y voló al cielo.


Texto agregado el 31-10-2014, y leído por 201 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
05-11-2014 Ahhh los vericuetos donde los genes se trenzan y desenlazan, en el caso de los gemelos, punto de partida de expresiones conductuales a veces tan semejantes que parecieran idénticas, otras tan disimiles como los que narras en tu texto en donde la apatía de uno contrasta con el entusiasmo por la vida del otro. Interesante el paralelismo entre los gemelos y las aves, buen recurso narrativo que merece destacarse. Interesante cómo el tema “mueve” las emociones de los lectores. Saludos. sagitarion
31-10-2014 Una historia conmovedora con un triste final. !Felicitaciones! Abrazos. NINI
31-10-2014 Libre en el aire. Conmovedora por su tema; interesante por la lección dejada. Me encantan las historia donde se plasman mensajes que tienen que ver con el crecimiento del ser humano. Además, la paloma es uno de los símbolos más hermosos, para mí, que refleja el ser y el pertenecer. Gracias. Un abrazo, lo disfruté muchísimo. SOFIAMA
31-10-2014 La comparacion de las palomas con la vida de los dos hermanos es impactante.Asi es la vida.Me gusto la narracion, sobre todo el final que se unen en un punto la tragedia del hombre con la del ave. jaeltete
31-10-2014 Buena historia,con un triste desenlace.Un Abrazo. gafer
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