INFIERNO


¿Has deseado la Muerte?
¿Has provocado que venga por ti?
Es por eso que sigues aquí.

Me gusta la obscuridad.
Es el lugar perfecto para esconderse.
Y si te encuentran,
realmente no estás ahí.

¿Con quién haces el amor realmente?
¿Estás ahí cuando lo haces?
¿O es sólo tu cuerpo, carne y sudor?

Esa voz profunda y áspera
que ha surgido de alguna parte de tu mente,
sabe lo que quieres y te lo facilita.

Ya no quiero verte.
Ni oírte.
Ni hablarte.
Ese dolor punzante me causa placer.

Lo deseas más porque es lo prohibido,
y por tanto, mucho mejor.
¿Te ha excitado una simple sonrisa?
¿Una mirada?

Siente cómo tu alma se desprende
de tu cuerpo.
Cómo se aleja, flotando,
mientras puedes mirarte morir.

Esto es el infierno.
Sin forma, sin color.
Sólo una sensación de vacío,
de infinito, de caer profundamente
en la obscuridad del abismo...
de ser libre.

Ese escalofrío que recorre toda tu piel,
está pidiendo algo de mí.

Sufre así como yo o más que yo,
sólo porque quieres saber que es estar
en mis huesos y en mi piel.

¿Para qué sirven tus ojos?
Ellos ya no me miran.
Ven a través de mí.

¿Has mirado a los ojos de la Muerte?
¿Te has hundido en sus cuencas
huesudas, descarnadas?
¿Te ha sonreído?
Frío invernal...

Sigo olvidando,
sigo apartando eso de mi mente.
Sin embargo, necesito recordarlo.

¿Has jugado con la Muerte?
No puedes ganarle,
ni hacerle trampa...
pero puedes apostar.

De hecho,
hacer el amor
es morir un poquito.