«Así es querida, olvidé tanto que decir aquel día, olvidé tanto. Tuve ese extraño temblor, lo presenciaste, ese temblor que tuve sólo dos veces en toda mi vida; estuve realmente nervioso, lo siento, en serio, ¿Qué no te dije aún que estoy enamoradísimo de ti? Sí, lo hice. Y no me arrepiento de aquello, me duele saber que no dije nada, no escapó nada de mi boca y ¿sabes algo? Escapará de mis manos; ¡mira! Aquí me tienes con ellas, con esas palabras que nunca dije y que ya llegaron.
»Sencillo es decir las cosas, fácil resultó a pesar de haber temblado, pero, ¿por qué lo hice? La respuesta es muy difícil; ¿cómo no quererte después de todo? ¿Cómo ignorar que mis ojos se opacan a los tuyos, brillantes como la luz que irradian de tus palabras? ¿Por qué hacer un poema con todo esto, cuando puedo simplemente escribirte mis verdaderas intenciones? Pasarán muchos años y te seguiré recordando, créeme, te dije lo que te dije porque quería que lo sepas de una buena vez. Y estuve deprimido por escuchar tu respuesta, ¿pero sabes algo? De forma increíble era la que esperaba, no quiero aún vivir algo contigo, ¿para qué comenzar un camino contigo ahora? Ahora te quiero tanto, pero la vida no está lista ni para ti ni para mí, ¡imagínate a los dos!
»Exacto, aún somos jóvenes, y espero con ansias el lento paso del tiempo para encontrarte de nuevo, donde te recuerde como una niña muy inteligente y simpática, y no me sorprenda de que no hayas cambiado nada, pues te conozco tanto, te leo tanto como un libro, ¡y es más! Eres mi favorito y el más difícil que he leído jamás. Grande será el escritor que logre retratarte en palabras si hay alguno más que yo, alguno quizás mejor que lo que soy ahora, porque te aseguro en unos años seré, tal vez, algo decente. Ya lo sé, ya lo sé, “oye escribes genial”. Lo escuché tanto de ti y no lo tienes que decir, todo lo logras tú, lo logran tus divertidos momentos, tu sonrisa blanca como las perlas, tu pensamiento tan peculiar y amigable, tu carácter tan fuertemente sensible, tu largo cabello castaño (que tal vez esté corto en algún momento), tus ojos enormes y brillantes como ascuas, todo eso que acaricia mis orejas y me deja tan sorprendido, todo aquello que me deja extrañándote tanto el resto de los días.
» ¡Qué atrevido sueno! Más que nunca hoy mi cobardía y yo, ¿por qué no lo dije todo en ese momento tan mágico? Por ella, ella es la culpable de este crimen tan diabólico. Pero desaparecerá con el pasar de los años, se esfumará como los gigantes de hielo, si aún crees en ellos, mi valentía verá todo lo que va a pasar. Y digo siempre “mantén el sueño vivo”, pues renunciar es para los endebles y mediocres, lamentablemente y para tu mala suerte ¡no soy de esos! Tan desafortunada eres que tienes encima a este imbécil, desafortunada que será eterna como un personaje de una historia, tan mala suerte tienes. Y te digo una cosa más, algo pequeñito no más; espero el futuro con ansias, para quererte como sólo yo sólo sé hacerlo, para llegar contigo a lugares inaccesibles, para ver cosas que creíamos invisibles, para hacer una vida divertida, para escribir juntos en el mismo despacho, para discutir cosas que arreglaremos en segundos, para explorarte hasta saciarme de tanta charla, para hacer de los dos un ser infinito, y así no funcione, y así todo esto sea una vil fantasía: te quiero sin rodeos y sin condiciones. »


*¿Por qué comillas? Porque acaba de nacer un personaje que se declara y también acaba de nacer en la fantasía una mujer que en la realidad parecía ya existir en ella.