Si abres tus ojitos y me ves dormida a tu lado, por favor, despiértame... quiero verte antes de que te vayas al trabajo, quiero despedirte, darte mi abrazo, mi beso... y deseo acompañarte a que tomes el metro, para luego regresar contigo... contigo en mis pensamientos y gastar el resto de mi día entre recuerdos tuyos, pensamientos por ti, golpeteos que gritan tu nombre y mi deseo de sorprenderte con cualquier cosa cuando vuelvas... y que al llegar, lo primero que veas sea tu helado, Stracciatella... y entonces robarte una hermosa sonrisa; de esas que con sólo evocar me has de atrapar hasta el punto de tenerme en tus manos... esa sonrisa que me ha atrapado para siempre...
Pero mientras despiertas, te confieso que no me dormí enseguida... sí, me tumbé a tu lado y me pegué a ti... quedamos tan pegadas, que parecía que tuviéramos una sola respiración... Te abracé y te atraje un poco más a mí, toqué tu cuerpo, sentí tus pechos y al rozarlos, electrizaste mi cuerpo y sentí un calor que me cruzó toda... ¿Sabes? por instinto, tomé tu mano y la llevé a mi pecho, quería sentir tu mano ahí, en mis pechos... Me doblé para mirarte de frente y subí tu pierna a la mía... y sentí cómo tu vagina rozaba la mía, fue inevitable excitarme un poco al sentirla... y entonces, quise tener tu boca en la mía... saqué mi lengua y con la punta lamí tus labios.. y los chupé suavemente para no despertarte... y ahí me quedé un rato, hasta que sentí que te moviste, abriste los ojos, y medio dormida, me dijiste: "¿qué haces?... continua"... y abriste la boca... entonces, obedecí... metí mi lengua dentro de tu boca y empecé a chupar la tuya; entonces, cerraste los labios y mordiste mi lengua... mi lengua quedó atrapada dentro de tu boca, no podía moverme... pero... al rato, sentí cómo tu lengua se apoderaba de la mía y cómo tu mano, que continuaba en mis pechos, empezó a apretarlos... yo no hice nada... sólo cerré mis ojos... lo único que quería era sentirte... y de repente, dejé de sentir tus movimientos en mi cuerpo... abrí mis ojos... y sonreí al ver la sonrisa de tus labios... te habías quedado dormida... Entonces te abracé, llevé tu cabeza a mi pecho y te susurré al oído: "Te Amo, M. Eres mi libro favorito... no quiero dejar de leerte nunca"...