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“El Hombre y la Técnica”
de Oswald Spengler


El llamado ”filósofo de la desilusión”, que mejor expresó la crisis de la cultura, nos dejó en “El Hombre y la Técnica”, con estilo naturalista y apasionado, un libro amargo que desnudó al hombre y lo puso de rodillas ante su propia condición.


Oswald Spengler, pensador alemán, nacido en Blakenburg en 1880, autor del emblemático libro “La Decadencia de Occidente”, se valió de “El Hombre y la Técnica” para determinar las claves fundamentales para comprender lo más valioso de su magnánimo postulado desarrollado en “La Decadencia....”. Aquí intentó “predecir la historia”, otorgándole un devenir dramático a la cultura occidental, exponiendo que se debe meditar la historia bajo un criterio morfológico de creación natural, donde se plantee que toda cultura tiene un origen, desarrollo y un inexorable decaimiento. Original tesis que contradecía las ideas que a finales del siglo diecinueve se desarrollaban, ideas tales como: la “historia va hacia alguna parte” y que los hechos servirán para darle una dirección y sentido a la historia. “La Decadencia de Occidente” nace en un contexto poco favorable que se vivía a finales del siglo diecinueve. El desorden económico y el desequilibrio entre la producción y el consumo avizoraban un aniquilamiento de las fuerzas sustentadoras del convivir jurídico en las naciones civilizadas, lo que conllevaría a la pulverización de las organizaciones estaduales. Oswald Spengler, un hombre de basta cultura creo en sus postulados un sólido sistema histórico entendiendo nuestro futuro como una clave a descifrar, basándose en varias de las culturas antepasadas como la Egipcia, la Árabe, la Antigua y la occidental como referentes . Es así que los cuatro tomos de esta obra aborda todo un complejo sistema histórico, siendo las grandes coyunturas las que determinarán su devenir, arrastrando al individuo hacia su destino, sin darle la más mínima posibilidad de reponerse ante semejante vorágine.

Spengler al escribir “El Hombre y la Técnica” nos brinda un esquema del perfil ideológico desarrollado en su principal obra, planteándose la interrogante ¿Qué significa la técnica?¿Que sentido tiene en la historia, que valor en la vida del hombre, que rango moral o metafísico?. Su visión de aquella decadencia occidental se plasma en el inminente consolidación de aquella decadencia en las afueras del entendimiento, en la naturaleza. La esencia de la técnica, nos dice, se encuentra en toda especie que desarrolla sus habilidades para mantenerse con vida dentro de su hábitat. La evolución de tales especies parte de que la técnica es la táctica de de la vida, es lo que uno realiza para sobrevivir, lo que nos remite a una condición absolutamente factual, y desde un inicio nos plantea una idea que será el pilar de su principal ideología: “la cultura no es la vida de las almas colectivas en desarrollo, sino que surge en la vida del hombre por conseguir las condiciones necesarias para la reproducción de su vida”.

Y desde esa visión desmenuza lo que sería un comportamiento constante en las culturas: La lucha humana por la supervivencia, rebasando hasta a su propia especie, en donde la conquista de la naturaleza y de los hombres constituye el principal y único impulso de su existencia.

Presenta al hombre como animal de rapiña, que es botín o hace botín a otros, su fuga y ataque, que usa la técnica para eludir la muerte y el desarrollo de esta técnica para someter un entorno que le parece diverso y hostil, es así que su temor a ser devorado se presenta fundamentado. En el hombre se fortalece un orgullo que nace de su espíritu creador que lo motiva a arrebatarle a la naturaleza el privilegio de ser quién dictamine el devenir de su permanencia en este mundo. Su “puño en alto” nos indica: “una expresión imperativa e indicativa de una voluntad”, una voluntad de una ansiada liberación de la opresión natural a la que es sometida por su creador.

Toda la acción por esa determinación de voluntad es la técnica, un arte, su “ arte de tirar el arco de cabalgar, como el arte de la guerra, las artes de la edificación, del gobierno, del sacrificio y de la profecía , de la pintura y de la versificación”, la máxima expresión del hombre : su artificialidad, que significa mera rebelión.

El alma del hombre lleva de la mano la herramienta que finalmente decide ejecutar un plan en conjunto conllevando a una serie de relaciones entre ellas que con el uso del lenguaje otorga a la técnica una solidez que sobrepasa “ los límites de la fuerza corporal” aun cuando se considere a esta conjunción de fuerzas como la pérdida de la libertad del animal rapaz. La unión de las energías incentiva a la aniquilación del otro, el sometimiento del vencido a su ley, que será la que generará la paz en el interior para emprender empresas al exterior, es así que se define al Estado. Esta organización se hace imprescindible para afrontar la guerra histórica de la humanidad, “La política es simplemente el efímero sucedáneo de la guerra mediante la lucha con armas espirituales y mientras más dura sea la lucha por el poder y por el botín serán más estrechos los vínculos de los individuos”. La vida individual vale muy poco ante semejante opresión de la existencia. El exterminio ante las luchas que preceden a la organización humana deberá ser evitado para que el mismo individuo evite la disolución de su organización. “Venganza de la naturaleza sobre el ser que supo arrebatarle el privilegio de la creación”

Spengler afirma que la técnica humana no ahorra trabajo, que ella tiene sólo es de índole personal de quién la inventa. El carácter insaciable del hombre hace que de lo logrado se despierte mil deseos de someter a la naturaleza, es así que nos dice: “La paz, la felicidad, el goce son desconocidos justamente para los ejemplares superiores”. Pero aquella supremacía de semejantes hombres -que necesitarán brazos ejecutores para lograr la fecundidad de sus ideas- esta dominada por la necesidad de permanecer interiormente libre, de “sustraerse a la mutación anímica y espiritual, que se realiza y presenta en el gran número” y su individualismo surge como un reproche hacia el hombre de masa. El desprecio de los grandes hombres nace hacia aquellos que son inferiores y estos envidian al poderoso que reflejan con esta actitud su impotencia. Mientras que el dominador odian al igual, a su enemigo común. Spengler limita los sentimientos universales de la humanidad hacia esta concepción.

(Continúa...)

Texto agregado el 02-09-2004, y leído por 1646 visitantes. (0 votos)


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