Batuque

Me lo contó como al pasar.

-Hubo una vez en que quise terminar con mi vida

-Me sentía sola y decidí concluir todo, abrumada con no se qué angustias que me atormentaban.

Lo curioso es que intentó recordar los motivos y no logró recordarlos.

-Al tiempo de tomar mi drástica decisión sobrevino el arrepentimiento. Pensé en mis afectos y comenzaron a desfilar por mi mente un sinnúmero de vivencias que creía haber olvidado.

- Y me puse a llorar. Un desapego que hasta me hizo olvidar de Batuque, el incondicional que siempre estaba esperándome cuando volvía del colegio.

-No podía disimular su alegría, sus movimientos de la cola lo delataban. Siempre atento, siempre amigo.

-¿Cómo podría hacerle eso?

-¿Cómo había llegado a derrochar el momento sublime que nos da la vida?

La inmadurez de una niña desencantada, que de golpe entendió todo.

-Hoy a los 82 años pienso en lo que me hubiera perdido si mi plan tenía éxito.

-Estoy convencida que seguiré viviendo en mis hijos, en mis nietos y en todos aquellos que me acompañaron y me siguen en este maravilloso viaje que es la vida.

Atrás quedó como en una carrera de postas, aquel fiel amigo que le salvó la vida una oscura mañana de otoño de hace no mucho cuando el egoísmo se apoderó de una niña de tan solo 11 años.

OTREBLA