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BENDITO ADAGIO PARTE IV

Un tema nos llevó a otro; tocamos algo sobre la mentira y esta a su vez desenterró un lindo pasado.

“En esta época, merece un aplauso la verdad y la honestidad”

- ¡Tan, poco se usa que la gente lo olvida!, le dije con un halo de tristeza.

Andrea, es que a veces eres demasiado sincera, yo estoy en contra de la mentira, pero hay verdades que deben quedarse en silencio.
¡Yo sólo dije la verdad! (Aunque esto significó…)
-Bueno- bueno-, Andrea con calma, ahora disfrutemos del café.
-Tienes razón.

En la calle ya se veía la oscuridad. La gente transitaba; emparejada, en soledad, unos apresurados y otros muy calmos.
Los autos seguían haciendo su trabajo, a ritmo normal y sin escándalos.

Nosotras nos veíamos, tan concentradas en la conversación. Con risas, silencios, recuerdos y por supuesto el momento que deleitamos al abrir el paquete con las reliquias de Janin que Yo guardaba. Para cuando nos despedimos, la hora estaba muy avanzada.

Llego a mi casa; me dirijo al patio, estoy tan serena que mis mascotas perciben mi esencia, me detengo un buen rato; observo el firmamento; ellos me incitan, dejando caer sus lomos por mis piernas, pero, solo consiguen, las palmadas en sus cabecitas y un tierno cariño.
Pues mi ánimo en este instante, descarta cualquier jugueteo.

Subo las escaleras, ya estoy con ropa de dormir. No tengo sueño, volteo a mi derecha, retiro la fotografía del marco, me dirijo al armario, abro la gaveta, tomo algo; bajo las escaleras.

Directo a mi sofá color blanco con centro violeta, coloco sobre él, un telar en tonos coloridos, que compré en la Ciudad de Cuzco, la vez que fui a conocer el Valle Sagrado de Los Incas; una semana asombrando mis ojos con tanta maravilla. Me sumo en la manta suave y tibia; respiro hondo, como si un escalofrió me calara.

Es la nostalgia, ¡Años! –Si- años han pasado desde que nos debíamos un encuentro, un saludo, un abrazo un ¿Qué fue?, ¿Cómo has estado?, y oír también esa inevitable pregunta que la oyes por donde vayas, con quien te encuentres. Usada también con mucha frecuencia en las reuniones familiares, ¡Es horrible oírla!, pero más, responderla.

- ¿Te volviste a enamorar?

-En estas reuniones, siempre deseo que ¡Esa pregunta!, lo hagan en cualquier momento.

-¡Pero no!

Esperan a que todos los comensales, estén disfrutando la mesa, con todo el barullo que desató algún rumor, entre asombros y risas.
Se oye la voz dictaminadora que detiene el juego y da inicio al instante del tormento.

Al cual siempre atino a decir. Mi situación en libertad, ¡No la cambiaría por nada!, y la concluyo con una sonrisa; se oyen algunos grillos, parece que viniera una repregunta. La espero y uf, pasó el instante e inicia el arranque, una charla continua pero ese tema ya no es conmigo.

Hasta que la dulce Camil me busca muy ansiosa, con su vocecita de ángel, me pregunta.

-Tía ¿Tienes novio?

-En un suave secreto le digo ¡Sí, si tengo, un novio virtual!, le sonrío.
-¿Me guardas el secreto?

Muestra su carita de asombro, la inocencia estafada por mi gran mentira blanca.
-Pues mi respuesta debió ser ¡No!

Pero, su sonrisita sensible y su pregunta siempre está acompañada de fantasía, así que se queda recreando un castillo de amor virtual.

De la misma forma que yo me encuentro, acostada en este sofá; recreando las palabras de Janin.
Después de todos los temas que abordamos, ella intuyendo o quizás oyendo mis gritos ahogados, o al oír mi respuesta ante su pregunta, me dijo.

-“Él aún está soltero”

Habré tardado segundos en levantar mí mirada, quizá por impresión o emoción al oírla.

-¡Ya no te hagas Andrea; que querías saber de él!
Esbocé una sonrisa, suspiré y atiné a decir.
¿Segura? Nos reímos.

Andrea, en aquella época debiste callar, era ¡Amor!, tan bonito, delicado, hasta inocente.
-¡Cómo te tomaba de la mano!
-Yo los veía y deseaba algo igual para mí; yo les imaginaba hasta con boda.

En una ocasión te tomó la cintura. Andrea y créeme lo que vi, ni siquiera Rony alguna vez me tomó de esa forma. Soltamos risas.
-Es tu culpa, que en este momento. Él, no esté aquí, mirándote de un modo envidiable los ojos.

-¡No Janin! le replico, en un tono amical, no importa quien fue culpable; Tú, Él o Yo.
Él habernos presentado; hablándole mucho de mí. Éramos y somos buenas amigas, pero quizás el entusiasmo que pusiste fue un exceso; le inyectaste más que curiosidad, por un ser casi sobrenatural, siendo Yo, “Tan solo una mortal”

Te dolía mi dolor, que en tu anhelo de liberarme, perjudicaste al ser más maravilloso que en mi vida he podido conocer y creo no volveré a conocer.

-¿Pero qué te costó mentir u omitir? Si aquella relación a la cual te aferrabas ya había terminado; solo era cordialidad, tú cordialidad, tú amabilidad ¡tú bondad! Andrea.
- Te doblega tu parte humana la que siempre te hace ceder, entregar, dar.
-Sin importarte que entregues tu vida y más en ella.
-Yo, bajo la mirada sosteniendo un mar, al cual no existe compuerta que la sostenga.

Andrea, tu dulzura y tu humanidad, fue todo lo que Tadeo anhelaba; mientras me sostiene las manos de una forma tan cálida, como hace mucho no lo hacía.

-¡Basta Janin! También noté un aíre de tristeza en ella.

A Tadeo; jamás, podría mentirle. No lo hice, dije la verdad, aunque eso significo el fin de un lindo amor.

Regresamos a la serenidad y con toda la añoranza encima.

-Ustedes tenían una conexión muy linda.
- Siiii demasiado para ser real, respondo.
¡Janin! no sabes cómo me entibiaba las manos; con cada emoción que sentía, sabía también que esa verdad nos alejaría.

Fue un hermoso error cruzarme en su camino, o que tu cruzaras nuestros destinos.

Y aunque duela; debo decirte, gracias a ti, tengo el recuerdo ¡Más bonito!; me enjugo los ojos.
Janin y Yo, nos miramos; asentimos la tristeza, la serenidad entre otras emociones.

-Sabes; con mi voz casi quebrada, le cuento. En mayo cruzamos en el centro de la ciudad; no me detuve; tuve miedo, luego lo volví a ver una noche de agosto ¡Y qué lindo estaba!

Yo no sé, que sentimientos, él guarda de mí. Deseo que sean los mejores, es mi deseo, pero Él…

Yo, sigo sumergida en la tibieza de la manta, con mirada vidriosa, que casi no me permite ver la imagen de Tadeo, paso a sorbos mi tristeza y trato de abanicar mi mirada para apagar las lágrimas.
Recuerdo, aquella noche de ligera oscuridad, que volví a casa, con una receta nueva, muchos medicamentos, y totalmente agotada. En ese entonces tenía el sueño postergado, debía ser así. Estaba a unos pasos de la entrada, ¡Miré!

Quizá fue un impulso, o la costumbre de mirar el firmamento. Y la vi caer, moribunda y veloz; como la llaman ¡Una estrella fugaz!
-Le pedí un deseo, cuando abrí mis párpados, mis labios terminaron de decir “Solo un cambio en mi vida”
- Y ya no estaba más.

Entré a la casa, fui a la habitación, olía a realidad, inyectables, una enfermera y mucha atención médica.
-Muy despacio, me dice, ¡Andrea!...

Una melodía me interrumpe intempestivamente, es mi celular; retiro la manta, lo tomo de la mesa de centro.
-¡Aló!
-¿Cariño ya estás en casa?
-Si Javier.
-¿Y esa vocecita?
-¡No me digas nada!
-Espérame que ya voy, ¡Es muy tarde Javier!
-Cariño Yo voy.
-Ok te espero.
Dejé el celular

¡Janin sí que me otorgó el placer de retroceder!
Saboree tanto hablar de Tadeo. Que se me hace inevitable, no rememorar aquel verano.

Regresábamos de Máncora, con la piel bronceada, con tristezas olvidadas y ahogadas en sal de Mar.

Entramos al departamento, con gritos de felicidad, con tantos anécdotas que no paramos de narrar una y otra vez con muchas risas. Andrea a ti solo se te ocurre pedir Cebiche picante y adicional solicitar una pieza de rocoto; siguen las carcajadas, que ya nos deja sin aire para las palabras.

¡Me gusta así! Es parte de la decoración del plato, siguen las risas.

¡Donde voy a saber, que ese rocoto iba a picar como el demonio!

Hay Andrea, mientras el joven, nos traía la jarra de chicha morada; le sujetaste muy fuerte el puño, para que te sirviera, pero te vio tan desesperada, que no sabía qué hacer; derramó en la mesa, te intentaba servir pero de la angustia, tú retirabas el vaso, para beber lo poco que en su nerviosismo, Él servía.
Al percibir el show, se acercó el administrador, una señorita camarera y otros comensales, que intentaban ayudar. Yo les decía; no se preocupen, solo fue el rocoto, y me moría de la pena.

¡Que espectáculo dio nuestra mesa!, para cuando ya estabas reanimada, con ayuda mía y del joven ¡El terminó morado del susto!, siguen las risas.
-Janin disculpa, le hago un puchero. El cual lleva a más risas, terminando rendidas en los sofás.

En la habitación ya con bata de baño y toallas en la cabeza, seguíamos con la charla.
-Andrea, ¿Recuerdas que te comenté que tengo un amigo?-Bueno, el amigo de mi hermano que es también mi amigo.

-Sí recuerdo, el muchacho que te gustaba.

Andrea, eso fue en tiempo pasado.
¿Cómo no me iba a gustar?-¡Si es lindo! en todos los aspectos.
-¡Esos ojitos te brillan!
No Andrea, deja que te cuente.

¡Quiere conocerte!

Mi asombro se volcó sobre Janin y un.

-¡Qué!

Continúa…

Krisna...

Texto agregado el 24-05-2015, y leído por 259 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
31-05-2015 De entre la dinámica del tiempo vas tejiendo la/s historias con habilidad y oficio. Tan es así, que despierta interés por seguir leyendo. sagitarion
25-05-2015 Estás haciendo un trabajo hermoso, querida. Te felicito y te sigo... un abrazo. gsap
25-05-2015 Coincido, esta muy bien narrada. Felicitaciones. 5* dfabro
25-05-2015 Una historia larga y muy interesante. Bien narrada. Saludos y 5* NINI
 
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