< La mano >>

Una mano se alargaba, hacia el epicentro, màs abajo quizás
de la cintura...
Pero la mano entumecida no conseguía llegar a la cima.
Una mano deformada, huesuda, marcada por el relieve de vasos y venas
de un color mortecino...Venas dilatadas pedían oxigeno.
No podía avanzar, la inflamación se lo impedía, esos dedos finos
engordaban por momentos, se iban deformando.
Como ramas de hojas secas se retorcían de forma sinuosa.
Hasta llegar a su objetivo, su propio cuello, se sintió atrapado
Aquella trampa le axfisiaba sin piedad.

La mano tenia voluntad propia y hambre de vida
Aquel cuello fue reduciendo su grosor a medida que la mano
se atascaba en el aquel cuello y presionaba con vigor.
Mientras la vida se iba escapando por la boca, aquella mano
se recuperaba de su prisión volvía a tener vida.

Después volveria a ser parte otro cuerpo, otro huésped
donde invernar, no pedía mucho... Un cuerpo con conciencia
para poder vivir, solo necesitaba eso, todo lo demás
solo seria cuestión de tiempo.