Deja, Pandora, la esperanza plena
junto a los males dentro soterrados;
no permitas que todos los pecados
huyan causando la maldad terrena.

Cierra aquella caja tuya, o refrena
la fuga cruel de los allí encerrados,
que por algo fueron estos llevados
lejos del ansia que al hombre envenena.

Que ni Epimeteo, tu caro esposo,
ni los dioses que moran en el cielo
por tu yerro jamás tendrán reposo.

Grandes consecuencias tendrá tu celo
si cuidas de que resten en curioso
secreto bajo el más silente velo.