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Su pasado

Las raíces de los árboles empezaron a crecer y a hacerse más gruesas. Esto provocó que se cayera con cada paso que daba. Parecía que el bosque quería que perdiera su alma. Por fin, luego de innumerables caídas y raspones, logró salir de esa zona.

De pronto el peso que sentía desapareció y su movilidad regresó. Buscó detrás de ella, pero a nadie encontró. Cuando volteó la cabeza un gran susto se llevó. Frente a ella se encontraba sonriendo diabólicamente un ser en forma de niño, con una túnica y el pelo cubriéndole los ojos. De su cuerpo emanaba una especie de brillo rojo.
-¿Qué es lo que quieres? –preguntó el ser.
-¿T-tú e-eres C-charlie? –preguntó asustada.
-Si, en persona. ¿Qué quieres?
-Necesito que me des la respuesta a mi problema.
-¿Y cuál es tu problema?
-Pues verás: No puedo estar cerca de nada relacionado con Dios.
-¿En serio?
-Si. No puedo acercarme a ninguna iglesia y mucho menos tocar la Biblia.
Charlie se rió de una manera muy cínica.
-¿Y eso es un problema? –Dijo aún riéndose- ¿Por eso has venido? No voy a perder mi tiempo con estupideces como esas. Me voy.
Charlie se iba a dar media vuelta, pero la chica le agarró el brazo para que no se fuera. Lo soltó inmediatamente.
-¡Ay! –gritó de dolor mientras lo hacía. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Miró su mano. Estaba roja y punzando- tu… tu cuerpo me-me…
-¿Qué, te quemó?
Ella asintió. El seguía con su risa cínica.
-¿Para qué me tocaste?
-Porque necesito que me contestes.
-¿Contestarte, contestarte qué? Ya te he dicho que no tengo tiempo para estupideces como esa.
-¡Pero por favor! –Empezó a llorar- ¡necesito que me ayudes! ¡Ya no aguanto más esas horribles transformaciones!
-¿Transformaciones, cuáles transformaciones?
-¡Las transformaciones que sufro al estar cerca de cosas relacionadas con Dios!
-Cuéntame más.
-M-mis ojos –decía entre cortada por los sollozos- se vuelven blancos y-y me crecen los colmillos y las uñas y-y me sacudo violentamente, saco espuma por la boca, mi voz se vuelve ronca y-y… ¡Ya no aguanto más!
Rompió en un llanto aún más fuerte y cayó de rodillas frente a Charlie. El laminaba fríamente. Ella seguía llorando, con las manos tapando su cara.
-¿Así que quieres saber el origen de las transformaciones?
Ella asintió.
-Mírame –le dijo Charlie. Ella levantó la cabeza y se quitó las manos de su rostro. Sus ojos estaban rojos de tanto de llorar. Charlie sonrió burlescamente.
-Pues, ¿por qué no lo dijiste antes? Levántate y sígueme.
Charlie empezó a caminar hacia el inmenso árbol. Ella se levantó e hizo lo mismo. Cuando estuvieron a unos dos metros del tronco Charlie le hizo una señal para que se detuviera. Comenzó a hacer unos extraños movimientos con los brazos. Luego, de sus manos salió una especie de fuego y dibujó un círculo en el tronco.
-Acércate al círculo –le dijo. Ella se acercó al círculo. EL centro se volvió como una especie de espejo. Podía ver a una mujer llorando de rodillas, con lo que parecía ser un bebé en sus brazos.

Después de salir de esa zona, solo pudo correr unos metros más, ya que llegó a un punto sin salida, lleno de altos árboles con inmensos troncos. No había ni un solo centímetro por donde huir. Se acercó y pasó su mano por el tronco. Era muy áspero. Escuchó un relinche. Se puso contra la pared. Sus sentidos se agudizaron. Sus ojos se movían en todas direcciones. Sus oídos estaban atentos a cualquier sonido. Comenzó a sudar. Toda ella estaba hiperactiva. Miraba atentamente la zona de la que había salido… pero no pasaba nada.

-¿Por qué? –Decía la mujer sosteniendo el frío e inmóvil cuerpo de su bebé con sus manos extendidas hacia el cielo- ¿Por qué te la llevaste? ¿Por qué permitiste que muriera? ¡Por qué!
La mujer desconsolada cerró sus ojos mientras abrazaba en su regazo a su bebé muerto mientras seguí llorando desconsoladamente.
-¡Daría cualquier cosa para que regresaras conmigo. Lo que sea!
-¿Lo que sea?
Abrió sus ojos.
-¿Q-quién dijo eso?
-Por aquí, detrás de ti.
Se volteó.
-Pero si aquí no hay…
Antes que terminara la frase el suelo se abrió y salieron llamas. El calor que producían era intolerable. Se comenzó a distinguir la silueta negra de un hombre. Poco a poco empezó a salir un hombre de las llamas. Vestía elegantemente un traje negro con una corbata roja. Parecía que el fuego no lo afectaba ya que no tenía ningún signo de haberse quemado la piel o el traje. Las llamas se extinguían lentamente y la tierra se cerró. El hombre sonreía siniestramente.
-Hola –dijo mientras se acercaba a ella. El calor se hacía más intenso a medida que se acercaba. Cuando lo tuvo enfrente bañada en sudor.
-H-hola –dijo un poco asustada-, ¿q-quién eres?
-El hombre se rió.
-Eso no interesa.
-Ok… –se movía el cuello de la camisa y se hacía viento con la mano- oye, ¿hace calor aquí o solo soy yo?
-Eres tú. Pero dejémonos de rodeos. Oí que tu hija ha muerto, ¿es cierto?
Ella asintió con lágrimas en los ojos y le extendió el cuerpo del bebé. El se acercó a verla.
-Así que… -dijo mientras retiraba su cabeza- no mentías.
El se alejó nos metros y se dio vuelta.
-Y dime… -Continuó diciendo mientras se tocaba su barba roja mientras se paseaba de un lado a otro- ¿estás dispuesta a dar lo que sea con tal que tu hija viva?
-Si, lo que sea con tal que mi hija vuelva a vivir.
El sonrió. Se dio vuelta y volvió a acercarse lentamente.
-Y si yo pudiera devolverle la vida a tu hija… ¿qué me darías?
-Lo que sea, cualquier cosa que pidas.
-Así que cualquier cosa… ¿eh?
Ella asintió .El hombre estuvo pensativo por unos minutos, paseando sus ojos en la madre y su hija. Finalmente lanzó una risita falsa y frotó sus mansos.
-De acuerdo, lo haré.
-¿Qué harás?
-Devolverle la vida a tu hija.
-¿Qué? –Dijo sorprendida la madre- ¿En serio lo harás? No juegues así conmigo.
-No juego contigo, en verdad lo haré.
-¿Lo juras?
El hombre púsose en forma recta y su mano derecha en posición de juramente.
-Lo uro –dijo mientras cruzaba los dedos de su mano izquierda, oculta tras su espalda.
-Está bien hazlo.
-Excelente. Ahora pon tu hija en el suelo y aléjate. Ella hizo exactamente lo que el hombre le dijo que hiciera. El tipo se agachó y puso sus manos como si sostuviese algo, en dirección a la niña. Rápidamente se puso en pie y puso sus manos en lo alto. El suelo se abrió en formando un círculo alrededor de la niña. Horripilantes seres negros empezaron a salir con la cara demacrada. Se elevaban al cielo, volando alrededor de la niña. El hombre bajó los brazos con fuerza y los espectros se precipitaron al cuerpo del bebé. Se produjo un gran temblor que lo sacudió todo y se detuvo cuando el último ser ingresó al cuerpo, levantándolo a unos metros y cayendo de nuevo al suelo. Al cabo de unos segundos la bebé comenzó a llorar.
-¡Hija! –dijo llorando la madre corriendo hacia ella. Estaba feliz. Su hija volvió a tener vida. La abrazó y llenó su rostro de besos. El hombre se acercó. Ella al sentir su presencia levantó la cabeza (ya que estaba de rodillas, abrazando a su hija contra su pecho). Tenía la cara llena de lágrimas, lágrimas de felicidad.
-Gracias –le dijo al hombre tratando de contenerse-, muchísimas gracias.
-No hay de que.
-¿Cómo podría agradecerle este maravilloso milagro?
-Bueno, ahora que lo menciona… ¿teníamos un trato, cierto?
-Si.
-Y en ese trato si yo le devolvía la vida a tu hija tú me darías cualquier cosa a cambio, ¿verdad?
-Ella asintió. El frotó sus manos y lanzó una pequeña risita.
-Pues esto s lo que pido: Su alma.
-¿Mi alma?
-No la tuya, la de tu hija.
-¿Qué?
-Eso es lo que quiero.
-¡Olvídelo! –Abrazó a su hija con fuerza- ¡nunca se la daré!
-Entonces… –se encogió de hombros- parece que no quieres que tu hija viva.
Chasqueó los dedos y los espectros comenzaron a salir del cuerpo del bebé.
-¡No alto, espere! –Grita desesperada la madre- ¡lo haré, lo haré. Le daré el alma de mi hija!
El sonrió y chasqueó nuevamente los dedos. Los espectros dejaron de salir del cuerpo de su pequeña.
-Perfecto. Déjame cargarla.
La mujer le dio a la bebé y el la cargó por unos segundos.
-Eres una preciosidad –dijo mirando al bebé a sus ojos-, ¡y pronto serás mía!
Le tiró al bebé a su madre y esta la atrapó. El hombre comenzó a caminar y a alejarse.
-Vendré por ella pronto –díjole de espaldas.
-¿Qué tan pronto?
-Dentro de 174 lunas llenas –se volteó y sonrió sádicamente-, ¡disfrútala mientras puedas!
Chasqueó los dedos y las llamas lo cubrieron. A los pocos segundos desaparecieron, sin dejar rastro de nadie.

-Ya, tranquila –se decía para tranquilizarse mientras trataba de calmar su respiración-, todo va a estar bien, todo va a estar bien.
Luego de respirar profundamente por varios minutos logró tranquilizarse.
-Bien, ahora lo que haré es regresar y ver si hay otro camino.
Pero cuando hubo dado un par de pasos un temblor empezó a agitar el bosque. Ella se acostó en el suelo y se protegió la cabeza con las manos. Cuando terminó el temblor se levantó con cuidado.
-¿Qué habrá causado este temblor? –pensaba. Y mientras cavilaba en esto miró hacia el frente. El terror invadió su cuerpo nuevamente. Frente a ella se encontraba el jinete, con una macabra sonrisa. Su caballo exhalaba humo por su nariz y tras si había un rastro de fuego.
-Hola –dijo sonriendo el jinete. Ella comenzó a retroceder.
-Hace mucho tiempo que deseaba tenerte –decía mientras se acercaba lentamente-, y hoy… ¡por fin podré hacerlo!

El círculo de fuego en el tronco desapareció. Ella estuvo pensativa, tratando de asimilar toda la información que había visto.
-Entonces… -se volteó hacia Charlie- déjame ver si entendí: ¿Sufro esas transformaciones porque mi alma fue vendida y mi cuerpo es habitado por espíritus de la oscuridad?
-Es correcto.
-¿Y cómo hago para liberarme de eso?
-No puedes.
-¿Qué? ¿Por qué no? –preguntó un poco asustada.
-¿No prestaste atención? Esos espíritus oscuros son los que te hacen vivir. Sin ellos tú seguirías muerta.
-¡Pero debe haber algún modo! –comenzó a desesperarse.
-No lo hay.
Charlie miró hacia el cielo. La luna resplandecía como nunca antes. Juntó toda su luz y la reflejó en el suelo, justo sobre la chica. Charlie sonrió.
-Llegó la hora.
-¿La hora, la hora de qué?
La tierra se empezó a abrir a causa de un fuerte terremoto. Empezaron a salir inmensas llamas de la fisura causada. Se podía oír el llanto, el crujir de dientes, los alaridos y el lamento de miles de almas provenientes de las llamas en distintas formas e idiomas.
-La hora de que tu madre pague sus deudas.
-¿Q-qué o-ocurre? –Preguntó asustada, temblando del miedo -¿q-qué e-está p-pasando?
-Hoy, hace 173 lunas llenas –respondió Charlie-, tu madre vendió tu alma a cambio de que vivas. El trato se acabaría en la luna llena 174, luna en la que vendría a reclamar tu alma… -Charlie se puso a su lado, mientras ella seguía angustiada viendo las inmensas llamas- ¿y sabes que luna es hoy?
La fisura se abrió más y las llamas se hicieron más intensas. Los lamentos y alaridos provenientes de ahí se hicieron más fuertes y agudos. Se oía un pequeño relinche, que poco a poco se hacía más y más fuerte. Y entonces, de la fisura salió un jinete montando un negro caballo. Llevaba una caperuza negra que solo dejaba descubiertos sus ojos rojos. En su mano izquierda llevaba una hoz.
-No –dijo pasmada y entrecortada-, no, esto… ¡no puede ser posible!
-Pues créelo –dijo Charlie entre risas-. Hoy es la luna 174, lo que significa que… ¡hoy viene por tu alma!
El caballo hizo un extraño relinche mientras le salía fuego de su nariz. Ella estaba aterrada. Miró a Charlie. El la veía con una macabra sonrisa en los labios.
-Nos vemos allá abajo –le dijo riéndose mientras era cubierto por unas fuertes e intensas llamas rojas. Ella se apartó. A los pocos segundos desaparecieron sin dejar rastro alguno de Charlie. Ella miró al jinete y empezó a correr horrorizada, lejos de él. EL jinete, al ver que huía, dio riendas a su caballo y empezó a perseguirla.

Texto agregado el 23-07-2015, y leído por 117 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
10-11-2015 Bien narrada, y fluída, con diálogos incluídos. Atrapante! SerKi
28-07-2015 La segunda me gusto.... voy por la primera jordifont
 
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