Hice y probé todo lo bueno y lo malo que estuvo a mi alcance; aquello que yo concebí de estos inseparables contrarios.
Pronuncié el anverso y reverso de cada palabra, su supercialidad y profundidad; navegué en la tridimensionalidad de cada moneda diestra y siniestra que tintineó en mi bolsillio.
Visité el cielo y el infierno, a veces, al mismo tiempo. Pacté con Dios y con su oscura contrafigura también.
Escuché y seguí a todos los que decían tener la llave... pero jamás encontré puerta alguna.
Y tú me dices que nada hice por salir del agujero. Te equivocas... intenté todo, hasta lo inconcebible. Y sin embargo...
Nunca hallé el camino a casa...