Algunas veces nos pasan cosas mágicas. Esas que nos cambian todo: nuestras rutinas, nuestras manías, nuestros malos y buenos humores. Y que nos llenan completamente. Tan completamente que hasta invaden espacios que ya estaba ocupados con otras actividades.
Pero otras veces, surgen chispitas. Pequeñas cosas que nos gustan, nos alegran, nos sorprenden. Cosas que agregan algo a nuestra vida ya armada. Y cual pieza de puzzle de otra caja, no siempre encaja perfectamente en todo eso que ya teníamos casi completo.
Y nos ponemos a pensar.
Porque no son cosas que den la talla como para desarmar todo lo que tanto tiempo y esfuerzo nos llevó completar, pero tampoco queremos renunciar a ellas.
La lógica diría claramente que lo descartable es esa pequeña chispa, en beneficio del equilibrio mayor. Y generalmente, la lógica tiene razón.
Aunque duela un poco.
Porque todo se cura con el tiempo...