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"LA INFIEL Y LA GARGOLA"

Autor: MARO

Había estado ahí, dia tras dia, noche tras, noche soportando el frío, el calor. Las nubes negras dejaban caer la lluvia que resbalaba por su rostro, y lo mojaban, pareciera que lagrimas de verdad salían de sus ojos. Que ironía tenia alas y no podía volar. Era musculoso y no podía moverse. Miraba siempre hacia abajo con sus ojos de noche, mirando a los transeúntes y la había descubierto. Desde que la vio su alma renació, solo esperaba el momento de verla, para con la mente tenerla.

La miraba fijamente pero ella nunca volteaba a verlo, se había enamorado tanto, que odiaba al amado de su amada. Como deseaba tener vida para ir en pos de ella.

Entonces recordó una vieja sentencia "Si algún día caes encima de alguien odiado podrás liberarte". Había estado cientos de años acechando, solo esperando una oportunidad y por fin se podía presentar la ocasión que podría liberarlo de su cuerpo inanimado de roca. Pero como llamar la atención de su odiado rival si siempre iban tomados de la mano y se paraban en la contra esquina esperando su transporte. Habían pasado los meses, y cada vez se desesperaba más, hasta que ese hombre volteo a verlo, y se bajo de la banqueta para observarlo mejor. Fue en un santiamén, un carro lo atropello y quedo tendido en el pavimento.

Desde lo alto pudo ver como su amada gritaba de dolor, como rápidamente la esquina se convertía en un caos. Llego el forense, levanto el cuerpo, lavaron la banqueta llena de sangre y llego la calma. Aturdido pensaba que había perdido la oportunidad de escapar de ese cuerpo de roca pues su odiado rival murió inesperadamente. Los dias de nuevo se hicieron grises, monótonos hasta que vio a la mujer, los primeros dias cabizbaja, sola esperando el transporte, triste, desencajada. Hasta que... la vio de nuevo acompañada, al principio se desconcertó, pero se alegro de verla. Al paso de poco tiempo ella sonreía y se entregaba de nuevo al amor.

Que poco le había sido fiel a su amado muerto pensaba la gárgola, en menos de dos meses ya andaba con otro feliz de la vida y volvió a odiar pero ahora a ella, pues se consideraba traicionado también. Pero como llamar la atención de su otrora amada. Pasaban los dias... hasta que... un temblor de tierra.

Asustada su odiada amada, corrió con su nuevo amor hacia él, justo bajo sus pies. ¡Y pudo volar! Cayo... Cayo... Encima de ella y se la llevo, se llevo su alma y se la llevo a los confines del mundo. Desde entonces más de uno cree ver dos figuras en el pavimento, una de ellas como de un ser alado.

Texto agregado el 06-10-2015, y leído por 53 visitantes. (0 votos)


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