Si vas a escribir para dar lástima
dedícate a cazar mariposas doradas
en las montañas.

Escribe
por la osadía de estremecer el alma
de quien en tus versos
se ha detenido,
escribe
con la pasión del recién llegado
a esta vida de príncipes y mendigos.

Querido poeta,
aprende a decodificar
el lenguaje de la luna,
del universo y sus estrellas,
vístete de las danzas arrabaleras
del viento.

Llenate las pupilas
con la inmensidad del mar
tronando en las orillas
de la selva dormida,
otorgarte la humanidad
de mirar más allá
de las frivolidades de la "chusma".

Escribe
para llenar de belleza
cada pantano de tu existencia,
escribe
con el dolor oprimiendo el pecho,
has de los versos
un lamento,
un grito de lucha,
un deseo que te quema,
o un amor
que al tacto de tus manos
se derrumba.

Escribe
sabiendo de dónde provienes,
escribe
para retornar al sendero
de tus años vividos,
para llegar en laberintos de rayuelas
al camino de la infancia,
donde a la orfandad de tu inocencia
las bestias de tus miedos
por el cuello la sostienen.

Reescribe los opuestos de la vida
para volver a verte los rasgos
de tu verdadero rostro,
para latir en cada convulsión
de la conciencia
que es proyección en las sombras,
escribe para confirmar
que la abstracción del tiempo
es la prueba exacta
de que te has perdido en la nada.

¡Libertad que otorgas como sacrifico:
el olvido para la redención del alma!