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Inicio / Cuenteros Locales / sheisan / La vida, que le llaman

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Mi cuerpo salió disparado atravesando el parabrisas. El tiempo se convirtió en un mero adjetivo de un sujeto atemporal. Mientras caía, pensé en qué mal aprovechada había sido esta vida mía. Debí haber hecho tanto más de mucho y tanto menos de unas cuantas cosas que sólo me hicieron mal.


Durante el mortal viaje fui acompañada por el bombardeo incesante de nítidas imágenes que, como fotografías, resumían relevantes trozos de bellos recuerdos. El rodar de una lágrima quedó detenido al estrellarse junto conmigo, quedando prisionera entre el pavimento y mi rostro. Mis ojos moribundos hacían el último esfuerzo de enviar las imágenes a un cerebro averiado que, con tesón, intentaba ordenar la perspectiva desde aquel inusual escenario; observar el mundo a ras del suelo era sin duda una visión surrealista. Me llevó eternos segundos reconocer aquella esquina y su entorno. Verme allí, tan pequeña, tan ajena, tan rota…


Con total desapego, me separé de ese cuerpo trizado y me alejé.


Curiosos corrían; unos iban, otros venían. Me volví hacia ese envase inerte y vacío e hice mi mejor reverencia, más que mal mi pequeño papel en la función de la vida había concluido.


Sentí el ruido de las sirenas, el murmullo de la gente y las bocinas de los autos apurando el tráfico. El semáforo cambió; unos avanzaron, otros se detuvieron. Mi espíritu se elevó sonriendo. Sí, tienen razón, no importa lo que suceda; la vida continua.


M.D

Texto agregado el 21-01-2016, y leído por 409 visitantes. (20 votos)


Lectores Opinan
24-01-2016 oooohh qué lindo. resolgir
23-01-2016 Un vuelo astral de calidad suprema. !Bravo Sheisan querida! Te luciste como una grande. Feliz de leer tan hermoso texto. Full y sentido abrazo. SOFIAMA
22-01-2016 ¡Excelente cuento que en pocas palabras narra lo extensode la vida!!! Desde el título hasta la sentencia final leo un compendio de metamofósis, pues hago una analogía y pienso que el cuerpo tirado en el pavimento no es más que la cáscara de la crisálida que allí queda, mientras la esencia del ser, subliminada, se eleva buscando la ilusoria eterrnidad o posiblemente la verdad. Vicherrera
22-01-2016 El ser humano y su eterno deseo de ser eterno. Bien por traerlo en forma de este relato. eRRe
22-01-2016 Esto que cuentas te ha pasado por circular con exceso de velocidad. Pero no importa, en El Cielo, no hay carreteras, en El Ifierno, no hay ambulancias y en El Purgatorio, permanecerán tus errores hasta que cumplan su condena. Y yo, seguiré en La Tierra para disfrutar de tus excesos... de velocidad literaria.+++++ crazymouse
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