Miguel Ángel decía aquello de buscar la forma escondida dentro de la pieza de mármol, la tarea del escultor consistente en que aflore la figura oculta en la roca. Me pregunto qué forma habrá salido tras estos dos días juntos. Noto mi cuerpo nuevo, distinto. Sé que de mí saltaban esquirlas a cada choque con tu cuerpo. Mi piel no es la misma. Mis huesos no son los mismos. Mis órganos no son los mismos. Tras tantas horas siendo cincelado por tus labios, moldeado por tus manos, pulido por tu lengua, me cuesta tan siquiera saber si has terminado tu obra, si soy quizás una figura a medio hacer sin darme cuenta. Me pregunto si estaré caminando por la calle sin un brazo, o una pierna, o un trozo de la cintura, en parte porque aún no lo hubieras terminado, en parte porque me lo hubieras arrancado para mejorarlo.

Mi cuerpo anda desorientado, desmadejado, a la espera de encontrarte de nuevo mañana, y puedas continuar con tu obra.