Extrañar,
es un descosido sentimiento
que se ha desprendido de la montura
donde yace el silencio harapiento
y abrirás las alas cuando quieras volar,
cuando lo único que te recubra la cama
sea desilusión, y en tu interior
haya rastros de alquimia y destrucción.

Volveré,
seré la misma
y mi locura en tus entrañas volcaré
y será un Domingo de arroz blanco
y agua en el café,
cuando la desintoxicación llegue hasta el fondo
para apaciguar la fiebre y el morbo.

Escribir y apenas sonreír
mientras la cabeza estalla
y se abren las palabras,
dando paso a la euforia
y un lugar en el estanque a las rosas.

Murmurar,
abrirte el rostro de debilidades
mientras desangras y enloqueces frente a tu reflejo,
cuando por fuera de tu carne
todo expresa normalidad, maldito enfermo;
todo huele a primaveras limpias y rojas,
en este día que ya despierta
con sus cuerpos a la sombra.